La visión puede experimentar cambios durante el embarazo debido a la retención de líquidos, el aumento del volumen sanguíneo, los cambios hormonales y otros cambios físicos que forman parte del embarazo. A menudo, son cambios temporales que se resuelven tras el nacimiento del bebé, o tras la lactancia materna. Los cambios en la visión suelen ser menores y normalmente no requieren un cambio de graduación de las gafas. Pero los cambios pueden ser varios y de distintos tipos. Las manifestaciones en la visión durante el embarazo, pueden clasificarse en tres categorías:
Cambios fisiológicos
- Cambios en la córnea. Debido a la retención de líquidos, pueden darse cambios fisiológicos que afecten a la córnea y provoquen una disminución en la sensibilidad corneal o un aumento en el espesor y la curvatura corneales. Este tipo de cambios ocurren en el periodo final del embarazo y pueden producir alteraciones temporales en la refracción. Por ese motivo, someterse a una cirugía de corrección visual o cirugía refractiva está contraindicado durante el embarazo. Además, el embarazo también puede inducir el síndrome del ojo seco debido a una alteración en ciertas células lagrimales, lo que puede conducir a una intolerancia a las lentes de contacto hasta varias semanas después del embarazo.
- Cambios en la presión intraocular. Durante la segunda mitad del embarazo, puede haber una disminución de la presión intraocular en ojos sanos. En pacientes con hipertensión ocular, la disminución puede ser incluso mayor. Este tipo de cambios suelen revertirse en los dos meses siguientes al parto, y la PIO vuelve a los niveles preparto.
- Cambios en los anexos oculares. Los anexos del ojo pueden verse afectados por el cloasma, un aumento de la pigmentación mediado por las hormonas que afecta a las zonas situadas alrededor del ojo y a las mejillas, que suele resolverse tras el parto. También puede darse una ptosis (caída del párpado) debido a cambios relacionados con las hormonas, el estrés y el parto.
Enfermedades oculares relacionadas con el embarazo
- Preeclampsia y eclampsia. Se presenta en mujeres embarazadas con hipertensión arterial y proteína en la orina a partir de la semana 20 de gestación, y puede tener como uno de sus efectos cambios en la visión, incluso pérdida temporal de la visión, visión de puntos o luces centelleantes, sensibilidad a la luz y visión borrosa.
- Corioretinopatía serosa central. Algunas mujeres embarazadas pueden padecer la forma aguda de esta enfermedad que provoca visión borrosa, percepción de una mancha central, líneas torcidas o problemas con lectura.
- Trastornos vasculares oclusivos. Se han observado algunos casos de alteraciones retinianas vasculares con pérdida de visión en ambos ojos el periodo posparto inmediato, así como oclusiones de arterias y venas retinianas en algunas embarazadas.
Enfermedades y problemas oculares preexistentes
- Miopías medias y elevadas. Es importante realizar un control cercano de la visión para evitar cualquier complicación, en especial durante el parto.
- Retinopatía diabética. Las mujeres que sufran una retinopatía diabética, pueden experimentar una agravación de la enfermedad durante el embarazo, aunque dicha agravación puede desaparecer tras el parto. Otras condiciones, como la preeclampsia, pueden empeorar todavía más esta enfermedad.
- Uveítis. En el caso de que la paciente tenga uveítis no infecciosa crónica, el embarazo suele reducir la incidencia de los brotes, posiblemente por efectos hormonales.
Aunque hay una gran variedad de enfermedades que pueden tener cierta relación con el embarazo, la mayoría de ellas se resuelven durante el periodo posparto. Su diagnóstico y tratamiento puede pasar por controlar los hallazgos benignos, derivar a la paciente a otro especialista o someterla a un tratamiento médico o quirúrgico. Por eso, es aconsejable revisarse la visión durante el embarazo, en especial en caso de enfermedad ocular preexistente.
