Ayer, día 17 de mayo, se celebró el Día Mundial de la Hipertensión Arterial, uno de los problemas más frecuentes entre la población de más de 65 años, pero que también afecta a una proporción importante de la población en otras franjas de edad.
La hipertensión arterial consiste en una elevación persistente de la tensión arterial por encima de los niveles considerados adecuados. Actualmente, en España, juega un papel importante en la tasa de mortalidad, y es que la hipertensión arterial es un factor de riesgo de desarrollo de muchas otras enfermedades, como accidentes cardiovasculares y cerebrales, insuficiencia cardíaca, etc., por lo que el hecho de detectarla, diagnosticarla y tratarla es de vital importancia.
Por otro lado, los efectos de una tensión arterial elevada de manera persistente pueden derivar también en enfermedades que afectan a la visión. La retinopatía hipertensiva es un conjunto de alteraciones y degeneraciones provocadas por una tensión arterial elevada de manera continua en los vasos sanguíneos de la retina. El riego sanguíneo de las arterias que van a la retina y las venas que salen de ella se ve bloqueado debido a la hipertensión. La retinopatía hipertensiva no suele dar síntomas hasta que la enfermedad se encuentra en estado avanzado, y el paciente sufre visión doble, visión borrosa, pérdida de la visión y dolores de cabeza. Los síntomas repentinos siempre constituyen una urgencia médica.
Para examinar el estrechamiento de los vasos sanguíneos provocado por la hipertensión arterial, el oftalmólogo utiliza un oftalmoscopio que ayuda a examinar el estado de la retina. También se puede realizar una angiografía con fluoresceína para analizar los vasos sanguíneos.
Con el objetivo de evitar sufrir hipertensión arterial, los especialistas recomiendan seguir una dieta saludable y baja en sodio, practicar ejercicio físico y evitar hábitos poco saludables como pueden ser el consumo de alcohol o de tabaco de manera regular.
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