El Dr. Ignasi Jürgens, director médico y jefe del Departamento de Retina del ICR, y la Dra. Amanda Rey, del mismo departamento, han publicado un artículo en la revista médica oftalmológica Acta Ophthalmologica en el que asocian la microcefalia y manifestaciones oculares en el caso de un paciente de 17 años proveniente de Argentina con una posible infección congénita por Zika.
El virus del Zika es un arbovirus relacionado con el dengue, la fiebre amarilla y los virus del Nilo Occidental que se transmite principalmente entre los seres humanos mediante la picadura de un mosquito de la especie Aedes infectado. El Zika se detectó por primera vez en humanos en el año 1952, aunque algunos de sus signos, como la microcefalia y los hallazgos oculares típicos, no se asociaron con el virus hasta el año 2015 (Schuler-Faccini et al. 2016). También se han descrito casos de posible transmisión sexual o perinatal, así como a través de transfusiones de sangre. Cuando el virus del Zika pasa de una mujer embarazada al feto a través del líquido amniótico, se pueden producir defectos cerebrales y oculares congénitos. También se ha vinculado el virus a otros problemas como el aborto espontáneo o la muerte fetal intrauterina.
El mecanismo por el cual el virus Zika causa microcefalia fetal y patología ocular es aún desconocido. No se sabe si las lesiones están relacionadas directamente con el virus o con una toxina asociada que conduce a una reacción inflamatoria. De hecho, se especula que el virus es capaz de evadir la barrera inmunoprotectora de la placenta y que sus propiedades neurotrópicas podrían dañar el cerebro del feto durante el desarrollo. Alternativamente, se ha propuesto que el virus podría interrumpir la formación de la parte exterior de la placenta y contribuir también a la microcefalia y la patología ocular.
También se han descrito hallazgos oculares típicos en varios casos de recién nacidos en regiones de Sudamérica presuntamente infectados por el virus del Zika, que incluían lesiones retinianas (alteraciones en el epitelio pigmentario o atrofia coriorretiniana), anomalías en el nervio óptico (hipoplasia y palidez papilar) y, más raramente, colobomas bilaterales del iris y subluxación del cristalino. En dichos casos, se descartaron otras posibles causas para dichas alteraciones.
El Zika puede causar anomalías oculares más severas cuando la infección se produce durante el primer o segundo trimestre del embarazo, como en otras infecciones congénitas como la toxoplasmosis, la rubeola y el citomegalovirus.
Al nacer, los análisis de sangre del paciente y de su madre dieron negativo en toxoplasmosis, sífilis, varicela-zoster, parvovirus B19, rubeola, citomegalovirus y herpes (TORCH), y SIDA. Dichos análisis volvieron a dar negativo en la consulta de nuestro centro, 17 años más tarde. Por dicho motivo, y teniendo en cuenta la microcefalia del paciente, así como los hallazgos oculares típicos del virus Zika congénito realizados gracias a los exámenes y pruebas efectuados en el centro, se alcanzó el posible diagnóstico de esta enfermedad.
El diagnóstico de infección congénita por exposición al virus del Zika debe suponerse en los casos descritos de microcefalia y alteraciones oculares, ya que los métodos disponibles para confirmar el diagnóstico de infección por Zika son la serología IgM del virus (MAC-ELISA) o la reacción en cadena de la polimerasa (PCR) en tiempo real, que solo consiguen detectar el virus en la fase aguda de la enfermedad.
La expansión del contagio y los brotes epidémicos de Zika en algunas regiones de Suramérica han hecho saltar las alarmas de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y han supuesto un aumento en los exámenes oftalmológicos de los recién nacidos en los primeros días de vida para descartar o confirmar el contagio mediante la PCR o serologías. En casos de pacientes jóvenes que se presenten con dichos signos oculares y neurológicos es necesario descartar otras infecciones congénitas antes de realizar el posible diagnóstico de infección congénita por virus del Zika.
No existe ninguna vacuna ni medicamentos para el Zika. Como prevención, destacamos llevar a cabo las medidas necesarias para evitar las picaduras de mosquito y que las mujeres embarazadas eviten viajar en zonas con alto riesgo de la enfermedad.
Escríbenos o pide hora para una consulta con uno de nuestros especialistas.