Habitualmente, el tamaño de las pupilas de ambos ojos suele ser similar en las personas, y las variaciones que suelen presentar son tan pequeñas que no son perceptibles visualmente.
La pupila es la parte del ojo humano por la que entra la luz que nos permite ver y los músculos que la dilatan y la contraen regulan la cantidad de luz que le entra.
La anisocoria se define como una asimetría perceptible del tamaño de las pupilas, y se debe a un estado de dilatación distinto en cada ojo, algo que puede indicar una patología subyacente. Sin embargo, también se dan casos de bebés que nacen con pupilas de distinto tamaño y que pueden no presentar ningún transtorno latente.
La anisocoria no es una enfermedad por sí misma y puede no tener efecto alguno en la salud, pero también puede constituir un signo provocado por distintas patologías, des de daños en los nervios oculares provocados por accidentes cerebrovasculares, hasta tumores o traumas. Por ese motivo, en caso de detectar una diferencia en el tamaño de las pupilas, hay que acudir urgentemente a un oftalmólogo, para poder descartar cualquier situación de emergencia y, si se descarta, fijar una cita con el Departamento de Neurooftalmología, donde se llevarán a cabo las pruebas pertinentes.
Al no ser por sí misma una patología, la anisocoria puede, en muchos casos, no requerir tratamiento. Sin embargo, las causas que la provocan pueden ser muy diversas y pueden necesitar atención inmediata, motivo por el cual es necesario acudir a urgencias a un oftalmólogo en caso de que presente pupilas de distinto tamaño. El tratamiento, por ende, dependerá de la causa que la provoque.
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