Hay diversos trastornos que afortunadamente no son graves, que con relativa frecuencia pueden afectar los ojos. Estos trastornos pueden localizarse en el ojo o en los párpados.

Afecciones de los párpados

Orzuelo: En el borde del párpado existen una serie de glándulas, cuya infección aguda produce un bulto subcutáneo y dolor. Tienden a resolverse espontáneamente y el tratamiento consiste en la limpieza del borde palpebral, la aplicación de calor y, a veces, el uso de pomada antibiótica.

Chalación: Es la inflamación crónica de las mismas glándulas. Sólo hay que observar la evolución y, en el caso que persista, puede tratarse la lesión con corticoides inyectados o con cirugía.

Blefaritis: Es la inflamación del borde palpebral. Cursa con descamación y enrojecimiento del párpado y del ojo. El tratamiento consiste en la higiene palpebral para eliminar el exceso de grasa y la descamación. En casos más severos se precisa pomada antibiótica. Todos los niños que presenten blefaritis, se tienen que hacer mirar la graduación ya que muchas veces hay detrás un problema refractivo. 


El ojo rojo

Conjuntivitis: Es la causa más frecuente de ojo rojo. Cuando la conjuntivitis está causada por una infección bacteriana, el ojo rojo se acompaña de legaña amarilla-verdosa. Para su tratamiento, precisa antibiótico en gotas o pomada. Las infecciones víricas muestran un ojo rojo muy intenso con secreción blanquecina. Pueden presentarse juntamente con un resfriado o una otitis. Se tratan con lavados con suero frío para eliminar la secreción y algún antiinflamatorio tópico. Así mismo, la conjuntivitis alérgica causa picor y lagrimeo. La administración de antihistamínicos tópicos mejora el picor.

Hemorragia subconjuntival: Suelen presentarse de forma súbita, sin traumatismo previo, y no son dolorosas. En la mayor parte de los casos se deben a esfuerzos físicos, accesos bruscos de tos o vómitos. Estas hemorragias no necesitan tratamiento y desaparecen en unos 15-20 días.

Erosión corneal: Suele acompañarse de dolor intenso y se produce normalmente después de un traumatismo que deja una herida superficial en la córnea. Debe explorarse bien el ojo para descartar la presencia de un cuerpo extraño.

Departamento de Oftalmología Pediátrica 

Contenido médico revisado por - Última revisión 14/09/2020

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