Ilustración esquemática representando un ojo afectado por uveítis.

¿Qué es la uveítis?

El término uveítis hace referencia a un conjunto de problemas inflamatorios que afectan la capa media del ojo, que se conoce como úvea.

La parte anterior de la úvea se denomina iris. Funciona como el diafragma de una cámara fotográfica, regulando la cantidad de luz que penetra en el ojo.

Detrás del iris se encuentra el cuerpo ciliar, una franja circular de tejido que genera el humor acuoso y modifica la forma del cristalino, permitiendo el enfoque y así ver bien a varias distancias.

Entre la capa mas interna del ojo, la retina y la capa blanca exterior, la esclerótica se encuentra la coroides, que consiste en una capa profusamente irrigada de vasos sanguíneos y células pigmentadas y que provee de oxígeno a la retina.

¿Qué tipos de uveítis existen?

Existen diferentes tipos de uveítis, según la localización de la inflamación.

  • Uveítis anterior o iritis. Es la forma más frecuente, y se da cuando la inflamación se origina en el iris o en el cuerpo ciliar.
  • Uveítis intermedia. Hace referencia a la inflamación que afecta principalmente al humor vítreo o sustancia gelatinosa que contiene el ojo. A veces también se la denomina vitritis o parsplanitis.
  • Uveítis posterior. Es la inflamación que afecta las capas posteriores del ojo, como la coroides (coroiditis) o la retina (retinitis). También puede afectar a los vasos sanguíneos de la retina. Este trastorno recibe el nombre de vasculitis.
  • Panuveítis es el término que describe la presencia de inflamación tanto en la parte anterior como en la posterior del ojo.

¿Cuáles son sus síntomas?

Los síntomas dependerán principalmente del tipo de uveítis. No todos los signos y/o síntomas deben estar presentes a la vez.

  • Uveítis anterior.  Suele presentar con enrojecimiento, dolor o sensibilidad a la luz e incluso visión borrosa.
  • Uveítis intermedia y posterior. Normalmente no presenta síntomas de dolor  a no ser que se asocien con una uveítis anterior. En la mayoría de casos se aprecia la presencia de “moscas volantes” (puntos negros, telarañas) y pérdida o distorsión de la visión.

Dichos síntomas pueden aparecer de manera repentina y durar solo unas semanas o pueden aparecer de forma gradual durante un periodo de varias semanas y durar incluso meses.

La mayoría de casos de uveítis anterior son agudos y se presentan de manera recurrente, alternándose con periodos de inactividad entre brotes.

¿Qué provoca la uveítis?

Las causas de la uveítis son muy variadas.

  • Autoinmune. El sistema inmune es un sistema de defensa del organismo frente a patógenos extraños, como las bacterias o los virus. Cuando el sistema inmunitario falla, no distingue lo «propio» de lo «extraño» y ataca nuestro propio cuerpo, en este caso el ojo. A menudo la inflamación se limita al ojo, pero puede estar asociada con otros trastornos médicos autoinmunes. Algunas personas tienen predisposición genética a desarrollar ciertas enfermedades autoinmunes, lo que a la vez se traduce en un mayor riesgo de desarrollo de uveítis. Dichas enfermedades incluyen la espondilitis anquilosante, la colitis ulcerosa, la enfermedad de Crohn o la psoriasis, entre muchas otras.
  • Infección. Menos frecuentemente la inflamación esta asociada a una infección. Virus, bacterias, o parásitos pueden acceder al interior de la cavidad ocular y provocar una infección. Existen algunos virus e.g. herpes que una vez resuelta la infección pueden persistir y en un momento determinado son capaces de reactivarse  y producir un nuevo episodio inflamatorio.
  • Traumatismo. Cualquier traumatismo ocular, incluida la cirugía ocular, puede conducir al desarrollo de una inflamación.

En aproximadamente 2 tercios de los pacientes no es posible detectar ninguna causa específica del desarrollo de la uveítis y, aunque pueda tener un origen autoinmune, se la considera idiopática o «sin causa conocida».

¿Cómo se diagnostica?

Con el objetivo de diagnosticar el tipo de uveítis y, en los casos en que sea posible, su causa, el doctor utilizará un historial médico y le hará preguntas sobre sus antecedentes en cuanto a salud general y ocular, que puedan estar relacionados con la uveítis.

Posteriormente, en cada visita se le revisará la visión y la presión intraocular. Se examinará el ojo por medio de una lámpara de hendidura y se le dilatarán las pupilas mediante un colirio para facilitar el examen del fondo del ojo.

Puede que se requiera la realización de pruebas adicionales como una OCT (tomografía de coherencia óptica), una prueba de campo visual o una angiografía de retina, con el objetivo de evaluar posibles complicaciones provocadas por la inflamación, como pueden ser cataratas, glaucoma o edema retiniano.

Además, puede ser necesaria la realización de análisis de sangre y/o radiografías para ayudar a detectar la causa de la uveítis.

¿Cuál es su tratamiento?

El tratamiento dependerá del tipo de uveítis y de la gravedad de la inflamación.

En caso de que se considere que la uveítis deriva de una infección, se añadirán antibióticos o fármacos antivirales a su tratamiento.

La mayoría de las uveítis anteriores se tratan con colirios de corticosteroides, que se administraran de forma bastante frecuente al inicio y se irán reduciendo a medida que se observe una mejoría

También se administran colirios midriáticos para aliviar el dolor y evitar sinéquias del iris al cristalino, ya que dificultaría el examen del fondo del ojo y ayuda a reducir el riesgo de elevación de la presión intraocular. Estas gotas causan borrosidad temporal de la visión y sensibilidad a la luz.

Cuando la inflamación afecte al humor vítreo, la coroides o la retina, puede ser necesario el uso de corticosteroides por via oral, en comprimidos o inyecciones alrededor del ojo y/o dentro del globo ocular.

En el caso de que los corticosteroides no puedan controlar por sí solos la inflamación, o se produzcan efectos secundarios adversos se añadirán fármacos inmunosupresores.

Contenido médico revisado por - Última revisión 03/04/2024

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