¿Qué es la blefaritis?
La Blefaritis es una patología que afecta a los párpados y causa inflamación en el borde de los mismos pudiendo producir irritación ocular y enrojecimiento.
Existen varios tipos de blefaritis:
- Anterior: Afecta a la parte exterior del párpado, donde se ubican las pestañas.
- Posterior: Se produce a causa de una disfunción de las glándulas meibomianas.
- Mixta: Se producen los dos tipos anteriormente citados de manera simultánea.
Esta enfermedad ocular puede afectar a personas de todas las edades, siendo las personas de más de 50 años más propensas a padecerla.
¿Cuáles son sus causas?
La Blefaritis se produce por:
- Porque existe una alteración del normal funcionamiento de las glándulas del borde del párpado.
- La grasa se acumula en el margen del palpebral creando un ambiente óptimo para la proliferación de bacterias que pueden irritar la superficie ocular y alterar la película lagrimal produciendo un ojo seco
- Si la grasa obtura las glándulas se pueden producir orzuelos que cuando se enquistan dan lugar a chalazión.
¿Cómo se detecta la blefaritis?
Los síntomas habituales que pueden asociarse a la blefaritis suelen ser:
- Enrojecimiento del borde palpebral
- Sequedad ocular que se manifiesta con sensación de cuerpo extraño (arenilla) e inflamación de la superficie ocular
- Lagrimeo
- Pérdida difusa de pestañas
- Inflamación de los párpados
¿Cómo se trata la blefaritis?
La blefaritis es una enfermedad ocular crónica con posibles episodios de repetición que puede llegar a ser severa si no se detecta a tiempo. Es importante tener hábitos de higiene adecuados, como limpiar diariamente la zona ocular para evitar el desarrollo de esta enfermedad.
Los síntomas suelen controlarse si se sigue el tratamiento adecuado que debe prescribir un oftalmólogo.
El tratamiento dependerá de la fase en la que se encuentre el paciente pero, inicialmente, suele consistir en calor local en el párpado durante 7 minutos mínimo e higiene palpebral con productos específicos.
Existen tratamientos complementarios si el paciente asocia un trastorno de la lágrima como lubricación con lágrimas artificiales y, en ocasiones, antiinflamatorios.
En caso de que después de seguir el tratamiento prescrito, no se notara mejoría, el paciente debe acudir al oftalmólogo para una nueva valoración.