El Dr. Lluís Cavero, Responsable del Departamento de Oftalmología pediátrica de ICR, ha presentado un estudio que concluye por primera vez que la malformación congénita más habitual del cordón umbilical se asocia con malformaciones oculares con una probabilidad del 33%.
El estudio ha sido llevado a cabo por, además de su autor principal, la Dra. Paula Pucheta, la Dra. Rocío Rodríguez y la Dra. Laura Soldevila, y ha sido presentado por el Dr. Cavero en una ponencia en el 99º Congreso de la Sociedad Española de Oftalmología.
El cordón umbilical es la unión vascular que tiene un feto con la placenta materna. En condiciones normales, debería estar formado por dos arterias y una vena umbilical. No obstante, se pueden producir anomalías, como la arteria umbilical única (AUU), la más frecuente del cordón umbilical. Se estima que esta malformación tiene una incidencia de entre el 0,5% y el 1% de todos los embarazos.
Hasta ahora varios estudios habían demostrado que, en fetos con arteria umbilical única, hay una prevalencia del 15% de malformaciones sistémicas para el bebé (por ejemplo en el corazón, los riñones o las extremidades). Esta cifra supone un riesgo diez veces superior que en fetos con cordón umbilical normal.
El trabajo que ha presentado el Dr. Cavero quería estudiar las manifestaciones oftalmológicas en casos de recién nacidos que presenten esta anomalía, algo que hasta ahora no se había investigado en profundidad.
El personal médico de ICR que ha realizado el estudio ha analizado la patología oftalmológica asociada en varios pacientes nacidos de embarazos con arteria umbilical única. Entre el 2015 y el 202 se han comparado parámetros de refracción, motilidad ocular, biomacroscopia y funduscopia de un total de 15 pacientes que han acudido al servicio de consultas externas de pediatría y habían nacido con cordón umbilical con AUU.
Entre los casos analizados, un 67% tenía antecedentes de ametropía familiar, un 27% presentaba alguna malformación sistémica (como la sindactilia, la agenesia renal o el síndrome de las uñas amarillas) y un 33% presentaban patología oftalmológica malformativa. Esta alta asociación con pacientes nacidos con AUU, hace que el equipo de investigadores aconseje la revisión sistemática de los pacientes nacidos con esta malformación.
Estos resultados ponen en relieve la importancia de la formación del personal de oftalmología pediátrica en patología pediátrica general (y no exclusivamente en oftalmología). Además, también manifiesta la transcendencia de la anamnesis, es decir tener en cuenta los antecedentes patológicos de los y las pacientes, para descartar posibles patologías oculares asociadas.
Es por eso que la formación continuada de los miembros del Departamento de Oftalmología pediátrica, así como el resto de departamentos de ICR, es fundamental. A través de las sesiones clínicas generales y específicas, el personal médico asistencial recibe una formación integral.
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