La visión de un niño experimenta muchos cambios durante el primer año de vida. A cada visita, el oftalmólogo pediátrico revisará la visión de su hijo para controlar y garantizar que el desarrollo visual del niño tiene lugar de manera adecuada. Si su bebé nació de manera prematura, las etapas de desarrollo visual establecidas a continuación deben considerarse desde la fecha en la que salga de cuentas, no desde la fecha en la que el bebé nació realmente.
Al nacer, un bebé es muy sensible a la luz intensa. Por ese motivo, puede que observe lo pequeñas que parecen sus pupilas, que limitan la cantidad de luz que entra por los ojos. Un recién nacido puede ver algo situado a su lado con la visión periférica (lateral), pero su visión central sigue en desarrollo.
En un par de semanas, a medida que la retina se va desarrollando, las pupilas del bebé se hacen más amplias y pueden ver rangos de oscuridad y claridad, así como patrones. Las formas grandes y los colores brillantes pueden empezar a atraer su atención, y los bebés pueden empezar a focalizar objetos situados frente a ellos.
Con un mes de edad, el bebé puede empezar a enfocar brevemente su cara, pero puede que siga prefiriendo objetos de color brillante situados a hasta casi un metro. Los niños son capaces de ver lo que sucede en una habitación incluso al nacer, pero les interesan básicamente los objetos que se encuentran muy cerca de ellos.
Durante los primeros dos meses, los ojos de los bebés no funcionan muy bien juntos. Puede que observe que parecen estar cruzados o que se van hacia los lados. En la mayoría de casos, es algo normal que se corregirá por sí solo. Sin embargo, si uno de los ojos de su bebé parece desviarse constantemente hacia la nariz o hacia fuera (estrabismo), consulte con el oftalmopediatra.
A partir de los dos meses, normalmente los bebés son capaces de seguir un objeto en movimiento con la mirada, y su coordinación visual mejora. De hecho, alrededor de los tres meses de edad, es posible que el bebé tenga la suficiente coordinación ocular y de brazos como para golpear un objeto en movimiento cercano.
A los tres meses, los ojos del bebé deberían funcionar bien juntos y enfocar y seguir objetos. Si eso no sucede, consulte con el oftalmopediatra.
Alrededor de los cinco meses, la capacidad del bebé de determinar a qué distancia se encuentran los objetos (conocida como percepción de la profundidad) se ha desarrollado mejor. Ven el mundo en tres dimensiones de manera más completa, y es algo que resulta evidente a medida que aprenden a alcanzar objetos que se encuentran lejos y cerca. También alcanzan una buena visión en colores a esta edad, aunque no tan desarrollada como la de un adulto.
En este punto, un bebé puede reconocer a su progenitor desde la otra punta de una habitación y sonreírle, así como también distinguir objetos del exterior a través de una ventana. También pueden recordar de qué objeto se trata incluso aunque solo vean una parte de él.
En general, los bebés empiezan a gatear alrededor de los ocho meses, lo que mejora la coordinación entre sus ojos y sus manos todavía más.
Sobre los nueve meses de edad, los bebés pueden calcular las distancias bastante bien. Es cuando empiezan a intentar levantarse para mantenerse de pie. Alrededor de los diez meses, los bebés pueden calcular y apreciar las distancias lo suficientemente bien como para agarrar algo entre su pulgar y su dedo índice.
A los nueve meses, el color de los ojos del bebé suele alcanzar su tonalidad definitiva, aunque no es infrecuente apreciar algunos cambios sutiles más tarde.
Al cumplir el año, la mayoría de bebés gatean y empiezan a intentar caminar.
Los problemas oculares o visuales pueden retrasar el desarrollo de un bebé. Por ese motivo, es importante detectarlos cuanto antes para proporcionarles la ayuda que necesiten para crecer y aprender correctamente.
Para garantizar que el desarrollo visual del bebé es el correcto, pueden seguirse los siguientes consejos:
Escríbenos o pide hora para una consulta con uno de nuestros especialistas.