La rotura del globo ocular o estallido ocular es una lesión ocular grave que se produce cuando la integridad de la pared del ojo se ve afectada por el impacto de un objeto contundente o punzante, que generalmente provoca la rotura o desgarro de la esclerótica y/o la córnea.
Un impacto de este tipo en la zona ocular provoca la compresión del globo en el eje anteroposterior y causa una subida de la presión intraocular que hace que la esclera se rasgue. Esta ruptura raramente se produce en el mismo sitio del impacto, sino que las ondas de choque se desplazan y afectan a los puntos en los que la esclera es más fina o débil, como en cicatrices quirúrgicas previas o la lámina cribosa (rotura indirecta). Sin embargo, si el objeto que impacta en el ojo lo hace a gran velocidad sí se puede dar el caso de que perfore directamente el globo ocular (rotura directa).
Aunque en muchos casos las paredes óseas de la órbita (zona del cráneo donde se encuentra el ojo) la protegen de ciertas lesiones, si estas llegan a afectar el segmento posterior del ojo existe riesgo de perder la visión de forma permanente. Por ello, los casos de rotura ocular requieren una atención e intervención oftalmológica inmediata.
La rotura del globo ocular en adultos puede ocurrir por un accidente de tráfico, durante la práctica de actividades deportivas, agresiones u otros accidentes. Asimismo, puede producirse una perforación o estallido del globo ocular a causa de un disparo o heridas de arma blanca, accidentes laborales o cualquier otro accidente en el que estén involucrados objetos punzantes o proyectiles.
Según un estudio, un tercio de las lesiones oculares que afectan a niños y adolescentes están relacionadas con la práctica deportiva: baloncesto, deportes acuáticos, deportes de raqueta, artes marciales, lucha libre o tiro en arco. También son cada vez más habituales las lesiones oculares relacionadas con las pistolas de aire o de balines, así como con pistolas de paintball, que pueden provocar rotura del globo ocular en el 5 % de los casos.
El diagnóstico de una rotura o estallido ocular no siempre es evidente. Puede que la zona de rotura no se vea fácilmente porque se localiza en la parte posterior del ojo o que haya otras lesiones más superficiales o la presencia de sangre que dificulte su visualización.
Para diagnosticar la rotura del globo ocular, el oftalmólogo deberá realizar un examen ocular completo. En primer lugar, preguntará al paciente cómo se ha hecho la lesión y a continuación le realizará un examen de agudeza visual en ambos ojos y comprobará los reflejos pupilares. También comprobará si hay sangre y descartará otras lesiones, como la existencia de cuerpos extraños dentro del ojo o infección del globo ocular (endoftalmitis). Asimismo, si el estado de la córnea lo permite le comprobará la tensión ocular y, si es posible, se intentará visualizar el interior del ojo, incluyendo el iris, el cristalino, la retina y el nervio óptico. También puede ser necesaria una tomografía computarizada para ayudar a confirmar el diagnóstico.
Un globo ocular roto debe tratarse mediante cirugía lo antes posible con el objetivo de reconstruir el ojo y evitar complicaciones graves. Durante la intervención, el cirujano cerrará todas las heridas y reposicionará cualquier estructura anatómica que pueda obstaculizar el cierre de las heridas. El objetivo de la cirugía es estabilizar la lesión, controlar el sangrado y prevenir posibles infecciones. A menudo, esta no puede restaurar la visión completamente, pero aún así es importante cerrar correctamente el globo para poder preservarlo. Después de la operación se deberá hacer un seguimiento médico y tomar los medicamentos recomendados para evitar desarrollar una infección, como una endoftalmitis.
Si después de la intervención no se recupera la visión y, además, se experimenta un dolor continuado deberán analizarse otras opciones de tratamiento, que pueden implicar la extracción del ojo y su reemplazo por una prótesis.
Después de una rotura ocular, pueden presentarse complicaciones como la endoftalmitis u otras infecciones que afecten las estructuras alrededor del ojo.
Dependiendo del organismo involucrado, la endoftalmitis puede presentarse a las pocas horas de la rotura del globo o, al igual que con los organismos fúngicos, la infección puede no aparecer hasta semanas después.
Ante la sospecha o evidencia de que se sufre una rotura o estallido ocular es importante proteger el ojo y no aplicarle ningún tipo de presión o contacto directo. En ningún caso debería ponerse un parche ocular que entre en contacto con el ojo, por lo que lo más recomendable sería cubrirlo con algún tipo de protector rígido hasta la llegada al hospital. Si se detectan objetos extraños incrustados en el ojo no deberían tocarse ni intentar sacarse.
Lo más importante para prevenir lesiones oculares es utilizar unas gafas protectoras adecuadas, especialmente en el sector industrial, pero también para trabajos como la jardinería, la carpintería o la metalurgia.
Asimismo, también es recomendable llevar gafas para las prácticas de algunos deportes de contacto o que impliquen el uso de objetos como armas, objetos punzantes o arcos.
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