ICR ha participado en un estudio multicéntrico que tenía el objetivo de comparar dos alternativas a la trabeculectomía, la técnica empleada tradicionalmente para el tratamiento del glaucoma de ángulo abierto. El estudio se ha centrado en valorar la forma de las ampollas de filtración, unas protuberancias que se forman al realizar la cirugía filtrante de glaucoma. Sus características pueden dar información sobre cómo está funcionando la intervención para reducir la presión intraocular del paciente.
En este proyecto han colaborado el Dr. Alfonso Antón, Responsable del Departamento de Glaucoma de ICR, y el Dr. Marcos Muñoz, oftalmólogo del mismo departamento. Lleva por título “Filtering Bleb Characteristics in Combined Cataract Surgery with EX-PRESS Implant vs. Non-Penetrating Deep Sclerectomy. A Prospective, Randomized, Multi-Center Study” y ha sido publicado en el Journal of Clinical & Translational Ophthalmology.
Tal como indica el nombre del estudio, se han examinado las ampollas de filtración en dos procedimientos quirúrgicos: la esclerectomía profunda no-penetrante (NPDS) y la intervención con implante EX-PRESS, que comparten algunas características de la técnica quirúrgica con la trabeculectomía.
Con la comparación de las características de las ampollas en cada uno de los procedimientos se ha querido identificar señales que podrían ayudar a detectar de forma precoz casos con menos probabilidades de éxito de la intervención, así como determinar si existe alguna relación entre la morfología de la ampolla y los valores de presión intraocular.
La muestra del estudio consta de 98 pacientes diagnosticados con glaucoma de ángulo abierto, glaucoma pigmentario o glaucoma de pseudo-exfoliación y catarata, en casos que necesitaban tratamiento quirúrgico. Los pacientes que participaban en el estudio se dividieron aleatoriamente en dos grupos, de manera que 50 ojos fueron intervenidos de facoemulsificación e implante Ex-PRESS, y 48 ojos se operaron de facoemulsificación y esclerectomía profunda no-penetrante. Se ha evaluado los pacientes antes y en distintos periodos de tiempo después de la operación.
Para el análisis se ha utilizado la escala de gradación de Moorfields, un sistema que permite cuantificar distintos parámetros descriptivos de las ampollas de filtración. En este caso se han tenido en cuenta la altura, la vascularización, la presencia de sangre subconjuntival y la zona en la que se encuentra la ampolla en cuestión.
Los resultados demuestran que la presión intraocular se redujo considerablemente después de un año de la cirugía. Esta mejora se produjo sin diferencias significativas en pacientes de ambos procedimientos analizados.
En cuanto a ampollas de filtración, no se detectaron diferencias relevantes entre los dos grupos en ninguno de los parámetros evaluados. Sin embargo, sí que se observaron cambios en la apariencia de la ampolla (altura, área, vascularización) entre los controles realizados un mes y 12 meses después de la operación. Estos cambios en algunos casos tuvieron consecuencias; por ejemplo, en pacientes operados con EX-PRESS, una mayor vascularización en las ampollas en el control postoperatorio de un mes implicaba una presión intraocular más elevada al finalizar el estudio.
Otro descubrimiento relevante es que en los controles realizados un mes después de la cirugía en los pacientes intervenidos de esclerectomía profunda no-penetrante se descubrió una relación inversamente proporcional entre el área de la ampolla de filtración y la presión intraocular.
Con estos resultados sobre la mesa, el equipo de investigación destaca la utilidad de valorar las características de estas protuberancias para detectar cambios y adaptar el tratamiento postoperatorio en consecuencia a cada paciente. El objetivo final es conseguir un mejor rendimiento de las ampollas de filtración y bajar los niveles de presión intraocular, algo esencial cuando hablamos de tratamiento del glaucoma.
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