Los ojos son especialmente sensibles y deben limpiarse con precaución. En los bebés, además, la piel es mucho más fina, ya que el tejido adiposo es escaso y tiene poca grasa subcutánea. Por ello hay que tener en cuenta una serie de hábitos especiales a la hora de limpiarles los ojos, ya que una buena higiene puede evitar el desarrollo de futuras infecciones oculares.
Los recién nacidos acostumbran a tener muchas legañas o costras, ya que producen gran cantidad de mucina, un líquido mucoso que sirve para hidratar el ojo. Además, duermen durante largos períodos de tiempo, lo que fomenta la aparición de estos residuos. Cuando esta substancia se seca aparecen sedimentos en el exterior de los ojos y párpados. Asimismo, este tipo de secreciones y la falta de drenaje lagrimal, facilitan la aparición de infecciones oculares. Es por eso que es importante mantener una buena higiene ocular en los recién nacidos.
Os dejamos unos consejos sobre cómo realizar la limpieza de los párpados y de los ojos de un bebé:
En caso de que el bebé presente legañas y secreciones persistentes o abundantes, o de color verde o amarillo, se aconseja que acuda al oftalmólogo pediatra para verificar si tiene una obstrucción de la vía lagrimal.
Asimismo, si tiene los ojos hinchados o rojos y con abundante secreción, hay que acudir al oftalmólogo para comprobar si existe algún tipo de infección ocular.
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