La miopía en la infancia aparece como un defecto refractivo en el que la imagen se enfoca antes de la retina, algo que hace que la visión sea borrosa. El defecto se produce porque el globo ocular es largo o, de manera menos habitual, porque la potencia óptica de la córnea y el cristalino es superior a la necesaria. También en la miopía existe un componente hereditario. Es rara en lactantes. La miopía se desarrolla durante la edad escolar y puede ir aumentando hasta los 18 años o más, ya que se asocia al crecimiento del globo ocular.
Los niños con miopía ven bien los objetos cercanos y, en cambio, ven borrosos los objetos situados a cierta distancia. Muchos niños no son conscientes de que no ven bien, ya que la miopía aparece de manera progresiva, y si no se diagnostica, puede asociarse, en muchos casos, al fracaso escolar.
Los niños miopes suelen achinar los ojos para enfocar mejor. Y, si tienen graduaciones altas, se acercan excesivamente al cuaderno o al libro, o se sientan a escasos metros del televisor.
A diferencia de la hipermetropía, la miopía siempre es necesario corregirla. El tratamiento habitual en niños es la corrección óptica con gafas. De la misma manera que con la hipermetropía, y dependiendo de la edad y colaboración del niño, pueden emplearse lentes de contacto.
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