Con la evolución humana, el vello corporal y facial ha ido disminuyendo. Sin embargo, la cejas y las pestañas siguen siendo una parte esencial de nuestras características.
¿Pero hay algún motivo biológico o funcional por el que tenemos vello encima y alrededor de nuestros ojos? Según investigadores y oftalmólogos, sí lo hay.
Se cree que el vello curvo situado sobre nuestros ojos canaliza cualquier líquido no deseado (como el sudor o la lluvia) y lo aleja de los ojos para mantener la visión despejada. La forma y la dirección del vello facilitan la canalización hacia los lados de dichos líquidos. También sirven de pantalla para la luz y filtran la suciedad y el polvo que pueda caer sobre los ojos.
Los expertos creen también que las cejas ejercen un papel importante en la comunicación humana y la expresión facial, y ayudan a amplificar expresiones como la felicidad, la sorpresa o el enfado.
Según un estudio del MIT (Massachusetts Institute of Technology), las cejas pueden constituir un elemento identificativo más importante incluso que los ojos mismos.
Algunas enfermedades autoinmunes y desequilibrios hormonales como la alopecia, el hipotiroidismo y el lupus pueden provocar pérdida de vello en las cejas.
Las pestañas son una serie de pelos que crecen alrededor del ojo, en el borde del párpado. Funcionan como filtro que impide el paso del polvo y protege el ojo de restos que puedan obstruir la visión o provocar una infección o herida. Las pestañas actúan como sensores cuando hay objetos muy cerca del ojo (como insectos) y activan un parpadeo reflejo y protector.
Además, tienen características bastante peculiares, ya que se habitualmente no se vuelven grises y que, a pesar de constituir uno de los tipos de vello más cortos del cuerpo humano, tienen una larga vida útil.
Por otro lado, estudios indican que las pestañas actúan como filtros para el aire y reducen la evaporación de las lágrimas en hasta un 50 %, lo que ayuda a mantener los ojos lubricados.
Sin embargo, las pestañas también pueden ser la raíz de algunos problemas oculares como la blefaritis, los orzuelos y la triquiasis y la distiquiasis (malposiciones de las pestañas).
El tinte de pestañas y cejas o la aplicación de extensiones son prácticas cada vez más comunes, pero pueden resultar peligrosas, ya que en algunos pocos casos se han descrito efectos secundarios no deseados e irreversibles.
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