Aunque la llegada de la primavera suele ser sinónimo de un aumento de la temperatura o del florecer de las plantas, para muchos puede convertirse en una auténtica pesadilla, ya que significa la aparición de la alergia primaveral producida por el polen.
Durante la primavera también aumenta la aparición de ciertas plagas como la procesionaria, una oruga que invade las especies arbóreas. Con la llegada del buen tiempo, su presencia puede provocar riesgos oculares, dado que está envuelta por una serie de pelos que, al dispersarse y flotar en el aire, pueden entrar en contacto con nuestro cuerpo y producir irritación en la piel, en la nariz y en los ojos.
A veces, los síntomas de las alergias primaverales se pueden confundir con los síntomas de otras patologías, como el ojo seco o la COVID-19. En algunos casos, incluso, pueden coexistir ambas enfermedades. A continuación, te explicamos sus similitudes y diferencias.
La alergia es una respuesta de autodefensa del sistema inmunitario delante de la presencia de un alérgeno. En concreto, la alergia ocular o conjuntivitis alérgica es una condición común que generalmente afecta a la conjuntiva del ojo. La conjuntiva es una fina membrana mucosa transparente (el blanco del ojo) que recubre la superficie anterior del globo ocular y posterior de los parpados. Es el tejido inmunológicamente más activo del ojo, ya que actúa como defensa contra infecciones y traumatismos. La conjuntiva, que ayuda a mantener unidos tanto los párpados como el globo ocular, está compuesta por el mismo tejido sensible que el recubrimiento interno de la nariz.
La conjuntivitis se caracteriza por una inflamación ocular recurrente y bilateral, causada por determinados alérgenos, es decir, substancias que, al entrar en contacto con los tejidos oculares, inducen un estado de hipersensibilidad a esta substancia. Las alergias oculares pueden ser estacionales (sobre todo en primavera) o perennes (durante todo el año).
Los síntomas oculares más comunes en la alergia ocular son:
Algunos pacientes con coronavirus desarrollan ojo rojo o conjuntivitis, síntomas comunes con la alergia ocular. Sin embargo, una de las diferencias principales entre la alergia y la COVID-19 es la aparición de fiebre. Aquellos que padecen alergia ocular no tienen fiebre como síntoma, a diferencia de los pacientes con coronavirus que sí la presentan. Otros síntomas del coronavirus que no se encuentran en las alergias primaverales son:
Además, la conjuntivitis alérgica aparece cada año en la misma época y puede ir acompañada de goteo nasal y estornudos. Sin embargo, la conjuntivitis causada por un virus suele ser un incidente aislado y va acompañado de secreción más pegajosa que las lágrimas.
El ojo seco o síndrome del ojo seco es un trastorno ocular común que se produce cuando hay una falta de lubricación y humectación de la superficie del ojo. Esto ocurre porque el ojo no produce la cantidad necesaria de lágrimas para mantener una buena hidratación y lubricación, o bien las lágrimas son de mala calidad.
Sus síntomas pueden ser parecidos a los de las alergias oculares, por lo que hay muchos pacientes que se visitan pensando que presentan un cuadro de ojo seco o alergia ocular, pero en algunos casos los síntomas provienen de una asociación de causas.
La contaminación en las grandes ciudades asociada con el polen que aparece con el cambio estacional al llegar la primavera puede provocar problemas en los ojos y las vías respiratorias en algunas personas, que frente a estos factores pueden experimentar una reacción inflamatoria que irrite mucosas, como puede ser la conjuntiva.
Este estado de inflamación de los ojos puede llegar a descompensar otras condiciones, como el ojo seco. En los casos de personas que ya sufrían ojo seco, su estado puede empeorar durante la primavera. Pueden aparecer molestias al parpadear e incluso puede ser que les lloren los ojos, cosa que conduce a una confusión en el caso de personas que suelen sufrir sequedad ocular.
En pacientes con ojo seco, las partículas de contaminación y polen pueden provocar un efecto inflamatorio que se añade al que ya sufría la persona debido a dicha sequedad ocular.
La mejor manera de prevenir esta descompensación es protegerse los ojos y utilizar lágrimas o colirios artificiales para lubricar y limpiar la superficie ocular.
La conjuntivitis alérgica se produce por la reacción del cuerpo ante la presencia de un alérgeno. Por este motivo, es importante seguir estos consejos para minimizar las posibilidades de contacto entre el agente externo y el ojo:
Ante una posible alergia es esencial conocer primero el agente causante de la misma, para poder atacarlo o evitar el contacto con él. Aunque para algunas personas esto sea algo obvio, hay mucha gente que no lo tiene en cuenta y pasa directamente a un tratamiento farmacológico. De esta forma, si no se evita o contrarresta la causa, el efecto de los fármacos no conseguirá resolver el problema.
Una vez detectada la causa, existen diferentes tratamientos para aliviar los síntomas. Es importante consultar con el oftalmólogo cuál es el fármaco más indicado para tu caso:
Además, es recomendable acudir al oftalmólogo durante la época primaveral en los casos de ojo seco sintomático o que tiendan a las reacciones alérgicas para emprender las medidas necesarias para evitar una descompensación que agrave las molestias.
Más información
La conjuntivitis alérgica ocurre cuando la conjuntiva se inflama debido a una reacción al polen, la caspa, el moho u otras sustancias que causan alergias.
La conjuntivitis infecciosa está causada por un agente infeccioso (bacterias o virus) y se manifiesta generalmente de forma aguda. Generalmente no es grave, pero puede ser muy molesta.
Escríbenos o pide hora para una consulta con uno de nuestros especialistas.