La Dra. Núria Ibáñez, responsable del Dpto. de Órbita y Oculoplastia de ICR, ha realizado con la colaboración del Dr. R. Secondi y la Dra. E. Becerra, un estudio para valorar la efectividad del uso de un injerto de pericráneo junto con un implante orbitario grande en pacientes con una cavidad orbital contraída y con un déficit de volumen orbital importante. El estudio, titulado Autologous pericranium grafts for large orbital implants (Injertos de pericráneo autólogos para implantes orbitales grandes) ha sido publicado en la prestigiosa revista médica European Journal of Ophthalmology.
Un volumen orbital insuficiente en una cavidad anoftálmica es un problema importante a la hora de colocar una prótesis ocular. Para solucionarlo, una opción es la colocación de una prótesis ocular grande para compensar el volumen inadecuado, pero esto da lugar a una peor motilidad de la prótesis, más secreciones, un mayor riesgo de malposiciones palpebrales y un resultado estético deficiente. Otra opción es la inserción de un implante orbital de tamaño adecuado para evitar el síndrome de encaje postenucleación. Sin embargo, esto no siempre es posible debido a una conjuntiva insuficiente o a la contracción del saco conjuntival, que dificulta el revestimiento completo del implante o lo hace incluso imposible. Además, los cambios anatómicos en la cavidad, como la retracción y adhesión del tejido, dificultan la realización de un implante secundario.
El estudio realizado por el Departamento de Órbita y Oculoplástica de ICR pretende comprobar la efectividad del uso de un injerto de pericráneo autólogo en asociación con un implante orbitario primario o secundario grande en pacientes con una cavidad contraída y con un déficit de volumen orbital importante. Para la realización del estudio se contó con la participación de 13 pacientes con cavidad contraída, déficit de volumen y conjuntiva insuficiente para cubrir el nuevo implante. Los pacientes se dividieron en dos grupos, según la condición basal de la cavidad. La cirugía consistió en la evisceración primaria (solo en uno de los grupos) y la colocación de un implante orbital grande seguido de un injerto de pericráneo autólogo sobre el implante (en ambos grupos).
La duración media del seguimiento de los pacientes fue de 9 meses y medio y la epitelización completa del injerto de pericráneo se produjo a los 47 días de seguimiento. Según afirman los doctores, no se observaron casos de exposición o contracción del implante durante el seguimiento y todos los pacientes quedaron satisfechos con el resultado estético.
Así pues, de acuerdo con el estudio realizado por la Dra. Ibáñez, el Dr. Secondi y la Dra. Becerra, el injerto pericraneal autólogo fue eficaz para reconstruir la cavidad contraída de modo que la cavidad anoftalmática pudiera acomodar un implante orbital más grande o secundario. Aún así, afirman que la eficacia de este procedimiento debe confirmarse en una serie de pacientes más grande.
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