Medios como iSanidad, Periodista Digital o Infosalus, se han hecho eco de la puesta en marcha de la primera Unidad de Miopía del estado por parte del ICR.
El ICR ha puesto en marcha la primera Unidad de Miopía en todo el Estado para focalizar y mejorar los tratamientos contra esta patología del ojo. La directora de la Unidad, la doctora Susana García, ha explicado que “lo importante es potenciar la pedagogía para que la sociedad deje de considerar la miopía como un simple problema refractivo que se soluciona con unas gafas, porque las consecuencias son peligrosas”.
Un ojo miope tiene más posibilidades de desarrollar glaucoma, sufrir degeneración macular asociada a la edad o desprendimiento de retina, lo que podría comportar la pérdida de visión.
Estudios de investigación realizados últimamente en ICR muestran que la miopía tiene una asociación con patología ocular aún más importante de lo que se pensaba. Por ejemplo, el glaucoma puede ser difícil de diagnosticar en estos pacientes, porque a veces presiones aparentemente normales afectan gravemente el nervio óptico en el paciente con alta miopía.
Por otra lado, “las nuevas técnicas de diagnóstico por la imagen como con el OCTD de alta definición permiten detectar patología en la mácula por distensión del globo ocular que antes no se conocía y hemos descrito su evolución con el paso de los años”, explica el Dr. Ignasi Jürgens, director médico de ICR, desde donde también han publicado un estudio en el que se muestra que la miopía es el factor de riesgo más importante para presentar complicaciones con las lentes intraoculares años después que los pacientes hayan sido intervenidos de cataratas.
El crecimiento exponencial de esta patología hace prever que hacia el año 2050, la mitad de la población mundial podría sufrirla, con los riesgos para la visión y el bienestar. En 32 años, unos 5.000 millones de personas serán miopes, hecho que la convertirá en una auténtica pandemia. Los datos provienen de un estudio avalado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y elaborado por un equipo de expertos del Instituto de la Visión Brien Holden.
A partir de ahora, la Unidad de Miopía asignará un médico de referencia a cada paciente para hacerle un seguimiento, personalizado, integral y derivarlo, si es necesario, en caso de desarrollar patología compleja, a otras especialidades para prevenir o combatir las patologías o enfermedades oculares asociadas.
“Hasta ahora los centros oftalmológicos teníamos nuestros departamentos de miopía, que trabajaban aisladamente, pero la realidad del paciente y de esta patología es otra, por lo tanto, hemos decidido dar un paso adelante”, ha explicado la doctora García.
Por ejemplo, un niño con miopía se podría beneficiar de un tratamiento de ortoqueratología que reduzca la progresión de las dioptrías. Está demostrado que conforme aumenta el número de dioptrías, el riesgo de complicaciones como el desprendimiento de retina también aumenta. El control, seguimiento y derivación estará en manos de su oftalmólogo de referencia.
Según la directora de la Unidad de Miopía, “esto dará tranquilidad al paciente ya que el circuito no se cerrará después de un tratamiento o una operación y siempre estará acompañado”. La pedagogía también es imprescindible para que la sociedad entienda que con unas gafas o unas lentes de contacto no soluciona la miopía. “La tecnología de que disponemos en ICR es la más avanzada que hay y nos permite dar diferentes alternativas a los pacientes a la hora de combatir esta patología tan importante”.
Por otro lado, cabe recordar que el paciente miope lo será toda la vida. A pesar de que se opere y ya no tenga dioptrías, sigue teniendo un ojo miope, de un tamaño más grande que un ojo normal, con lo cual continúa con el riesgo de sufrir complicaciones derivadas de la miopía, hecho que, a veces, el paciente que ya no lleva gafas acaba olvidando.
La nueva Unidad de Miopía cuenta con el aval del departamento de Investigación de ICR, que se ha convertido en una de las principales referencias a la hora de validar la última tecnología del sector por los estrictos procesos a que son sometidas por los profesionales del centro.
La miopía es un problema refractivo, consecuencia de la curvatura de la córnea que evita que la luz llegue al fondo del ojo donde se encuentra el nervio óptico. La miopía puede tener asociadas otras patologías como el astigmatismo o la vista cansada.
En edad adulta, la miopía puede provocar glaucoma, degeneración macular o desprendimiento de retina.
El principal consejo es intentar pasar menos tiempo delante de las pantallas, tanto de ordenador, como de televisiones, tabletas, móviles… ya que cuanto más forzamos la visión de cerca y no se trabaja la visión de lejos, más riesgo hay que aparezca o que aumente la miopía.
También es importante pasar más tiempo en la calle ya que al mirar a largas distancias, el ojo no se acomoda y se miopiza menos.
Finalmente, las revisiones periódicas son imprescindibles para tener un control de la evolución de la miopía, evitar su crecimiento y hacer una detección precoz de posibles complicaciones como el aumento de presión del ojo.
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