La visita oftalmológica de un niño o una niña tiene unas peculiaridades asociadas a la edad que hacen que ésta se desarrolle de forma diferente a la visita de una persona adulta.
Muchas de las pruebas que realizamos durante una visita oftalmológica exigen que el paciente esté receptivo a fin de obtener el máximo rendimiento diagnóstico. En este sentido, las niñas y los niños pueden tener mayores dificultades que las personas adultas a la hora de colaborar durante la exploración médica. Si una criatura está cansada o distraída no colaborará en muchas de las pruebas subjetivas, en las que es imprescindible que lo haga.
Durante la consulta pediremos la atención del paciente y requeriremos su respuesta en numerosas ocasiones en un espacio de tiempo corto. Entre otras cosas, tendrá que colaborar sentándose de forma correcta, fijándose en diferentes objetos y luces y respondiendo a las solicitudes que se le irán haciendo y que a menudo no son sencillas dependiendo de su edad.
Una visita al Departamento de Pediatría de nuestro centro implica, en la mayoría de las ocasiones, una primera exploración por parte del personal de optometría y, a continuación, una exploración por parte del personal médico oftalmológico.
Durante la visita optométrica obtendremos información del motivo de la consulta, la sintomatología, los antecedentes oftalmológicos y generales. Dependiendo de la edad del paciente, exploraremos su agudeza visual (porcentaje de visión) con diferentes métodos, valoraremos la transparencia de los medios oculares, la motilidad ocular y la refracción (es decir, el tipo y el número de dioptrías) , la visión binocular y la visión cromática. Esto implicará, por tanto, solicitar la atención de la criatura en hasta 40 ocasiones.
Durante la visita médica oftalmológica se valorarán los medios transparentes, la biomacroscopia, la biomicroscopia, la motilidad ocular intrínseca y la extrínseca. En esta parte de la visita se pedirá la colaboración del paciente en hasta 30 ocasiones. Se trata pues de muchas pruebas donde pedimos la atención de la criatura en hasta 70 ocasiones durante un período de tiempo de 20 o 30 minutos.
Para los profesionales del centro es muy importante distinguir si el niño o la niña no ve correctamente o si no está colaborando debido al cansancio. Por tanto, si se detecta que esta colaboración no es óptima y puede estar afectando a la hora de realizar un buen diagnóstico, puede ser necesario repetir las pruebas.
Teniendo en cuenta el nivel de atención y colaboración que se requiere durante las visitas pediátricas, en los casos en que es necesario realizar una visita complementaria con gotas de dilatación, ésta se realiza un día distinto a la visita principal. Cuando esta segunda parte de la visita se realiza el mismo día, la colaboración es habitualmente deficiente y puede ser necesario repetirla.
La visita complementaria con gotas se realiza siempre cuando se trata de una primera visita y, muy ocasionalmente, en visitas de seguimiento. Es necesario administrar la primera gota 90 minutos antes de la visita y la segunda gota 45 minutos después de la primera.
Algunas gotas de dilatación pueden producir efectos indeseables para las criaturas a nivel local y/o general. Por este motivo, si es la primera vez que el paciente recibe este tipo de gotas, la instilación se realizará en nuestro centro. De este modo, en el caso (muy extraño) de que el niño o la niña experimente una reacción de intolerancia o intoxicación, el personal médico puede administrarle el tratamiento adecuado. Si la criatura ya ha recibido estas gotas con anterioridad y no ha experimentado ninguna incidencia, las gotas se administrarán en el domicilio previamente a la visita.
La administración del colirio es sencilla y puede realizarla el padre, la madre o la persona responsable de la criatura antes de llegar al centro. Hay que seguir los siguientes pasos:
Es importante administrar sólo una gota en cada ojo. Después de cada instilación es necesario que la criatura permanezca con los ojos cerrados durante un minuto (de este modo conseguiremos reducir la absorción general del fármaco y disminuimos el riesgo de efectos secundarios). Si después de aplicar la primera gota observamos que la criatura tiene la cara enrojecida (especialmente las mejillas) o está adormecida, mareada o desorientada, no debemos administrarle la segunda gota y hay que contactar con el centro.
Como efectos colaterales de la dilatación ocular, los pacientes suelen experimentar sensibilidad a la luz y visión borrosa cercana entre tres y cuatro horas (en el caso de la tropicamida) y entre 24 y 36 horas en el caso del ciclopentolado.
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