Cuando pasamos horas delante de una pantalla, ya sea de televisión, de ordenador, del teléfono o de una tableta, nos exponemos a la luz azul del dispositivo. En la actualidad, no disponemos de pruebas científicas que afirmen que la luz azul de los dispositivos electrónicos es dañina para los ojos.
La incomodidad que experimentan algunas personas tras utilizar una pantalla se suele deber a la fatiga visual. La mayoría de personas parpadean menos al mirar una pantalla, lo que provoca cansancio y sequedad ocular.
La luz azul afecta el ritmo circadiano del cuerpo, nuestro ciclo natural de vigilia y sueño. Durante el día, nos despierta y estimula. Pero una exposición excesiva a este tipo de luz proveniente de la televisión, el ordenador o el teléfono móvil por la noche puede hacer más difícil conciliar el sueño. Por ese motivo, es recomendable limitar las horas que pasamos frente a la pantalla en las dos a tres horas previas a irse a dormir. Muchos dispositivos tienen configuraciones nocturnas que minimizan la exposición a la luz azul durante la tarde-noche.
Aunque solemos asociar este tipo de luz a los ordenadores y los teléfonos, la mayor fuente de luz azul es el sol. Otras fuentes de emisión son la luz fluorescente y la luz LED. La exposición a la luz azul de las pantallas es mucho menor en cantidad a la que recibimos del sol. Y tampoco es más dañina que la de la luz del sol.
La exposición excesiva a la luz ultravioleta del sol aumenta el riesgo de sufrir enfermedades oculares como las cataratas, crecimientos anormales en la córnea o tumores. En cuanto a la luz azul, tenemos menos información. Todavía se están investigando sus efectos.
Sin embargo, cierta exposición a la luz del sol parece ser necesaria, ya que algunos estudios sugieren que una exposición insuficiente a dicha luz podría afectar el crecimiento y desarrollo visual de los niños, además de aumentar el riesgo de miopía en adolescentes y jóvenes adultos.
Las gafas que afirman filtrar la luz azul de los ordenadores, teléfonos y tabletas están cada vez más de moda. Los anuncios de dichas gafas afirman que la sobreexposición a la luz azul puede provocar problemas oculares. Sin embargo, no hay ninguna prueba de que este tipo de luz en la cantidad emitida por las pantallas del ordenador o del móvil pueda resultar dañina.
Tomar medidas preventivas frente a la luz azul no habiendo evidencias de que sea dañina podría resultar más peligroso que la luz azul por sí misma. Es prematuro tomar acciones, ya que podría haber consecuencias indeseadas.
La mejor manera de proteger los ojos frente a la fatiga ocular por la luz azul de los dispositivos es realizar pausas regulares utilizando la regla 20-20-20: cada 20 minutos, es recomendable mirar a un objeto situado a al menos a 20 pies (unos 6 metros) durante al menos 20 segundos. También pueden utilizarse lágrimas artificiales para hidratar los ojos cuando aparezca la sequedad. Se recomienda no optar por el uso de gafas que afirman proteger los ojos de la luz azul, debido a la falta de evidencia de su efectividad. No se recomienda ningún tipo de gafas especiales para el uso del ordenador, a parte de las necesarias en cada caso específico por motivos refractivos.
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