Foto de Pavel Danilyuk en Pexels.
Es indiscutible que, en general, cada día utilizamos más dispositivos electrónicos con pantallas. Varias entidades y estudios de personas expertas en disciplinas como la oftalmología o la psiquiatría alertan de los posibles peligros de dedicar demasiadas horas a estos aparatos. Los infantes son un colectivo especialmente vulnerable, pues habitualmente no tienen desarrollado el sentido crítico ni la fuerza de voluntad para limitar su uso.
Es por eso que las personas adultas que cuidan niños/as deberían ser especialmente conscientes del tiempo que los menores dedican a las pantallas e intentar reducir su uso.
La OMS recomienda que los pequeños pasen “menos tiempo sentados mirando pantallas” y “tengan más tiempo para jugar activamente” a todas las edades. No obstante, como estos dispositivos inevitablemente forman parte de nuestro día a día, también distingue consejos para diferentes edades en cuanto a hábitos diarios de consumo de pantallas, actividad física y sueño:
Por día | Menos de un año | De uno a dos años | De tres a cuatro años |
---|---|---|---|
Tiempo dedicado a pantallas | Se recomienda que no se haga | A partir de los dos, menos de una hora | Menos de una hora |
Actividad física | Deben tener actividad física en varios momentos del día | Mínimo 180 minutos haciendo diferentes tipos de actividad física, distribuidos a lo largo del día. | Mínimo 180 minutos haciendo diferentes tipos de actividad física, distribuidos a lo largo del día. |
Sueño total (incluidas siestas, si corresponde) | 14-17 horas hasta 3 meses 12-16 horas hasta 11 meses | 11-14 horas | 10-13 horas de sueño de calidad |
A partir de los cuatro años, la OMS reconoce que se podría incrementar el tiempo de uso de pantallas progresivamente, siempre estableciendo límites claros y teniendo en cuenta que, cuanto menos tiempo se dedique a la actividad sedentaria con un aparato electrónico, mejor. También se recomienda fomentar el ocio en otros ámbitos.
Por otro lado, es cierto que cada vez se cree que es mejor utilizar criterios más restrictivos para niños/as respecto al uso de pantallas de visualización en la infancia: no utilizarlas hasta los 6 años y más allá de esa edad, que sea siempre bajo la supervisión de una persona adulta.
Un exceso de exposición a pantallas y contenidos de mala calidad se ha relacionado con problemas de salud como obesidad, descanso insuficiente, retraso en el desarrollo de habilidades sociales, déficits en el uso del lenguaje, violencia, problemas de atención y bajo rendimiento escolar, así como más de un problema visual.
Foto de Marta Wave en Pexels.
Tomar consciencia del problema y los efectos que puede causar es un buen motor para reducir de forma efectiva el tiempo que los niños y niñas pasan con dispositivos electrónicos.
Algunas de las acciones sugeridas por estudios son poner límites temporales, condicionar el uso de pantallas a hacer actividad física primero, reservar una parte de tiempo de calidad con familia o amistades (sin aparatos) o remplazar algunas de las actividades hechas con pantallas por prácticas similares pero menos pasivas (por ejemplo, explicar un cuento en lugar de ver dibujos animados, o utilizar juegos físicos en lugar de videojuegos / interacciones con una pantalla).
Dedicar menos tiempos a pantallas puede tener varios beneficios para la salud, desde la prevención de los problemas mencionados en el apartado anterior hasta una mejora en el proceso de tomar decisiones, el humor y las relaciones sociales.
Foto de Nicola Barts en Pexels.
Los efectos en la visión del uso prolongado de pantallas son para todas las edades. Por eso, las personas más allá de la edad pediátrica que pasan muchas horas delante de estos aparatos también pueden experimentar fatiga visual o sequedad ocular. Por eso, también deberían seguir las recomendaciones de los apartados anteriores, además de:
Escríbenos o pide hora para una consulta con uno de nuestros especialistas.