El 13º congreso de la Sociedad Europea de Neuroftalmología (EUNOS 2017) se celebró entre el pasado 10 y 13 de septiembre en Budapest, Hungría.
El congreso pretende reunir las últimas informaciones en el campo neurológico y oftalmológico, centrándose en la patofisiología y en la terapia. Ha contado con la participación de expertos de renombre internacional de dichos ámbitos, entre los que figura la Dra. Lorena Castillo, jefa de los Departamentos de Neuroftalmología y Docencia del ICR.
Durante las sesiones de presentación de pósteres dedicadas al sistema visual aferente, y entre otros, a la anisocoria y los trastornos de la función visual superior, la Dra. Castillo ha presentado un inusual caso de fístula carótido-cavernosa en el que la primera manifestación fue un síndrome de Horner (Horner syndrome as the first manifestation of carotid-cavernous fistula). Se trataba de un varón de 61 años que había iniciado de forma brusca una ptosis (párpado caído) en el ojo izquierdo, anisocoria (la pupila izquierda era más pequeña que la derecha) y dolor ocular.
El síndrome de Horner es un trastorno provocado por una interrupción en la cadena de 3 neuronas de la vía oculosimpática, la cual se inicia en una parte del cerebro llamada hipotálamo, desciende por la cabeza, el cuello y la parte superior del tórax para realizar después un recorrido ascendente hasta llegar a la cara y los ojos, lo que hace que alteraciones en las pupilas o los párpados puedan tener su causa en lesiones muy alejadas de los ojos.
En el seno cavernoso, la neurona de tercer orden está estrechamente relacionada con la túnica adventicia de la arteria carótida interna. Las fístulas carótido-cavernosas son comunicaciones anormales entre el sistema arterial carótideo y el seno cavernoso, y su velocidad de flujo puede ser elevada o baja. Las fístulas de poco flujo suelen darse en mujeres (nuestro paciente era un varón) de mediana edad y los síntomas orbitales suelen ser notorios (en nuestro caso, estaban ausentes).
El estudio demostró que las fístulas carótido-cavernosas pueden presentarse inicialmente sin los signos orbitarios característicos (ojo rojo, “salido”…) y recordó que un síndrome de Horner con dolor ocular en el mismo lado sugiere una lesión de la neurona de tercer orden en la vía oculosimpática. Estos resultados concluyen que, aunque resulte poco habitual, un síndrome de Horner aislado puede representar la primera manifestación de una fístula carótido-cavernosa.
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