El ojo seco es una enfermedad ocular común que se produce cuando existe una falta de lubricación y humectación de la superficie del ojo, ya sea porque la lágrima es insuficiente o de mala calidad. El paciente sufre molestias como picor, sensación de arena en los ojos, vista cansada, visión borrosa o fotosensibilidad. En los casos más graves, puede llegar a causar problemas visuales severos e incluso lesiones en la superficie ocular.
Esta afección, conocida también como queratoconjuntivitis seca, la padecen alrededor de 5 millones de personas en España y unos 100 millones de personas a nivel mundial. Suele aparecer en ambos ojos y se trata de uno de los trastornos más frecuentes en las consultas oftalmológicas.
El origen de estas molestias es una mala función de las glándulas de Meibomio situadas en el párpado superior e inferior. Estas glándulas sebáceas son las que segregan los lípidos que sirven para hidratar y lubricar los ojos y, a la vez, evitan que las lágrimas evaporen la película lagrimal que cubre y protege el ojo.
Los síntomas del síndrome del ojo seco son, además de la sequedad ocular:
Foto de George Milton en Pexels.
Estos síntomas pueden empeorar debido a factores ambientales y, en caso de presentar alguno o varios, es necesario acudir al oftalmólogo lo antes posible.
Si bien puede afectar a cualquier persona, la sequedad ocular es más frecuente entre mujeres, especialmente más allá de la edad de la menopausia, o en personas que viven en grandes ciudades en las que los niveles de contaminación atmosférica son más elevados. Algunos estudios demuestran también que en las zonas de mayor altitud, esa afección es más habitual.
Existen varios factores asociados a este síndrome:
Principalmente se presentan tres tipos de ojo seco:
Tanto una falta como un exceso de producción de lágrima pueden ser indicativos del síndrome del ojo seco. Para diagnosticarlo correctamente, deberá acudir a la consulta de oftalmología de la especialidad.
El principal problema para el diagnóstico de este síndrome es que presenta un cuadro de sintomatología muy genérico, que podría asociarse a otras afecciones tan habituales como una alergia o, simplemente, el envejecimiento de la persona. Por este motivo, la diagnosis de la enfermedad puede alargarse hasta que no se complete un estudio exhaustivo de la sintomatología, de la composición de la lágrima y del funcionamiento de las glándulas de Meibomio.
Algunas de las pruebas de diagnóstico a realizar son:
Al tratarse de una enfermedad crónica, el tratamiento para el ojo seco es personalizado ya largo plazo, y requiere una valoración individualizada de cada caso y el estudio de los antecedentes del paciente.
Es relativamente frecuente para los pacientes sentir que ninguno de los tratamientos aplicados les aporta un alivio de los síntomas, a pesar de seguir todas las pautas indicadas por el especialista. Esto se debe a que en muchas ocasiones encontrar el mejor tratamiento puede requerir la combinación de diferentes terapias ay de un seguimiento continuado, así como de un cambio de hábitos, ya sea en la dieta o en el entorno en el que se mueve el paciente.
El tratamiento principal y más innovador que existe para el ojo seco hoy en día es la Luz Pulsada Intensa (Intense Pulsed Light, IPL), que consiste en la aplicación de impulsos térmicos en torno al ojo para conseguir estimular las glándulas de Meibomio, restablecer su normal funcionamiento y reducir la inflamación.
El tratamiento con IPL ayuda a mejorar la calidad de vida del/la paciente, ya que disminuyen el enrojecimiento y la sensación arenosa, aumenta la comodidad al utilizar pantallas y se experimenta menos necesidad de utilizar lágrimas artificiales.
La luz pulsada intensa se puede combinar con otros tratamientos genéricos, que suelen incluir:
Para evitar y/o aliviar los factores de riesgo que provocan el síndrome del ojo seco se pueden tomar una serie de medidas de precaución:
En cualquier caso, siempre será necesario acudir a la consulta de oftalmología con especialistas en ojo seco para que establezcan un tratamiento personalizado si se percibe cualquier síntoma o molestia en los ojos.
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