Las lentes de contacto o lentillas son lentes curvadas que se colocan sobre la superficie del ojo con el objetivo de corregir defectos visuales. Estas lentes están graduadas según las necesidades del paciente y suelen ser transparentes, aunque en algunos casos contienen un ligero toque de color para facilitar su colocación.
El uso de lentes de contacto es cada vez más frecuente en nuestro entorno. De acuerdo con los datos del Libro Blanco de la Visión en España, se estima que alrededor de un 7,4 % de la población española comprendida entre los 12 y los 65 años las usa. Esta cifra representa unos 2,5 millones de personas.
Existen diferentes tipos de lentes según el caso de cada paciente y defecto visual a corregir:
Según el tiempo recomendado para su uso, podemos clasificarlas también en diarias, quincenales, mensuales o de larga duración.
Para colocarse correctamente las lentillas y evitar posibles daños o infecciones hay que seguir los siguientes pasos:
1. Lávate y sécate bien las manos.
2. Saca la lentilla de su estuche y comprueba a qué ojo corresponde. En caso de que tengas la misma graduación en ambos ojos, la colocación en el ojo izquierdo o derecho será indiferente. Si en cada ojo tienes una graduación diferente, el óptico te proporcionará dos cajas, una etiquetada como ojo izquierdo (OI) y otra como ojo derecho (OD).
3. Sitúa la lente en el dedo índice para comprobar que está limpia y que no está al revés. El oftalmólogo podrá ayudarte a identificarlo correctamente el primer día.
4. Sujeta con el dedo corazón de la otra mano el párpado superior, y con el dedo corazón de la mano con que sostienes la lentilla, el párpado inferior.
5. Coloca la lentilla en el ojo mientras miras hacia arriba.
6. Retira el dedo cuando la lentilla esté colocada y suelta poco a poco el párpado inferior y, luego, el superior.
Con las lentes de contacto puestas ya puedes disfrutar de una visión corregida sin necesidad de gafas.
Es importante seguir correctamente las instrucciones del especialista, además de las instrucciones que aporte el fabricante de las lentes. Un uso incorrecto de las lentes de contacto puede causar afecciones visuales con graves consecuencias para la visión.
Para quitarse correctamente la lentilla hay que seguir ciertos pasos:
1. Lávate y sécate bien las manos.
2. Colócate delante de un espejo iluminado y mira hacia arriba.
3. Con el dedo corazón de la mano dominante sujeta el párpado inferior.
4. Utiliza el dedo índice de la otra mano para sujetar el párpado superior del ojo.
5. Pinza suavemente la lente con las yemas de los dedos índice y pulgar con el objetivo de desplazarla y sacarla del ojo. Si se pinza demasiado fuerte la lentilla se puede llegar a romper.
6. Coloca la lente en la otra mano.
Las lentes de contacto requieren de un buen cuidado, dado que una lente de contacto caducada o con una higiene insuficiente o incorrecta puede causar rasguños en la córnea (abrasiones corneales), alergia (según el material de fabricación) o infecciones.
Por este motivo es importante seguir los siguientes pasos:
Las lentes de contacto también requieren unos cuidados especiales cuando se utilizan en la playa o la piscina. En dichos casos, hay que tener en cuenta varias cosas:
Las lentes de contacto pueden dar lugar a irritaciones y alergias, a lesiones por roce e infecciones. Esto dependerá del tipo de lente, de la higiene y el cuidado que tengamos (roturas, depósitos, etc), de los productos que se utilicen para limpiar y de la manipulación que se haga de las lentes al colocarlas.
Además, agentes externos como el calor o las sustancias químicas que contiene el agua de la piscina y la sal del mar suelen provocar conjuntivitis irritativas, víricas o bacterianas, que pueden manifestarse con síntomas como enrojecimiento en los ojos, escozor, ardor, sensación de cuerpo extraño, hipersensibilidad a la luz o lagrimeo.
En general, cualquier persona sana con problemas refractivos puede usar lentes de contacto. Sin embargo, existen casos en que las lentes no están aconsejadas, como en pacientes con alergias graves, personas que trabajan en entornos con mucho polvo, casos de pacientes con sequedad ocular o personas que no sean capaces de cuidar adecuadamente de las lentes.
Existen múltiples factores que pueden favorecer la aparición de una infección ocular por uso de lentes de contacto. Algunos de ellos son el uso prolongado de las lentes, la falta de lágrima, la falta de higiene o los factores externos que puedan alterar el estado del ojo y la lentilla.
La queratitis (inflamación de la córnea) la pueden provocar distintos elementos, como pueden ser las bacterias, los hongos y, sobre todo, microbios como la acanthamoeba, muy habitual entre los portadores de lentes de contacto y que causa una infección de difícil tratamiento. En los casos más graves puede provocar la cicatrización de la córnea y llevar a problemas de visión que requieran un trasplante de córnea. Es muy importante mantener una buena higiene de las lentes para evitar este tipo de infecciones.
No todas las gotas oculares son aptas para las lentes de contacto, dado que unas gotas inadecuadas pueden producir infecciones corneales graves. Es importante que, en caso de necesitar gotas oculares humectantes, estas sean recetadas por el oftalmólogo.
Hay que evitar adquirir lentes de contacto cosméticas en lugares no especializados. Las lentes de contacto son productos sanitarios, por lo que su compra debe realizarse en tiendas físicas que cuenten con un profesional óptico-optometrista que supervise la venta y garantice que no se pone en riesgo la salud de los ojos.
Existen diferentes tipos de lentes de contacto y cada una tiene una duración concreta, que puede ser diaria, quincenal, mensual o de larga duración. Si se tienen dudas acerca de la duración de las lentes hay que consultarlo con el óptico.
No se recomienda el uso de lentes de contacto si se tiene conjuntivitis o un orzuelo. Es importante quitarse inmediatamente las lentillas si aparecen síntomas de conjuntivitis, dado que el uso de lentes puede empeorar la infección. También es importante esperar hasta que la patología se haya curado completamente para ponerse de nuevo las lentillas.
No existe una edad mínima para usar lentillas, dado que su uso depende de las características anatómicas y de los problemas refractivos de cada paciente.
No hay ninguna evidencia científica de que exista una relación entre el uso de lentillas y el coronavirus. Sin embargo, los expertos recomiendan extremar las medidas de higiene como el lavado de manos para evitar la transmisión del virus.
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