Puede operarse de cirugía refractiva para corregir miopía, hipermetropía, astigmatismo o presbicia cualquier persona mayor de 21 años con una graduación estable (cambio inferior a media dioptría durante el último año), tras someterse a un examen oftalmológico completo con las pruebas refractivas necesarias que aconsejen la operación.
El Dr. Francesc Duch, responsable del Departamento de Cirugía Refractiva, explica en este video quién es candidato para operarse y en qué consisten las pruebas previas:
La cirugía refractiva o de corrección visual es un conjunto de procedimientos quirúrgicos oftalmológicos que tienen como objetivo corregir defectos refractivos como la miopía o alta miopía, la hipermetropía, el astigmatismo y la presbicia o vista cansada para conseguir una buena calidad visual y evitar depender del uso de gafas o lentes de contacto.
La cirugía refractiva no puede mejorar la capacidad visual del paciente. Por ejemplo, una persona con una capacidad visual del 60% con su mejor corrección (gafas o lentes de contacto), puede alcanzar una visión del 60% sin corrección tras la cirugía, pero no puede mejorar más allá de su propia capacidad visual.
No, hay límites en las dioptrías a corregir. En cada caso se correlacionará el examen clínico con una rigurosa evaluación de las pruebas complementarias para ofrecer a cada paciente lo más adecuado en su caso, aún en el caso de graduaciones extremas.
Sí, el objetivo final de la cirugía refractiva es la emetropía o graduación final igual a cero. Sin embargo, en ocasiones puede comprobarse la presencia de una graduación residual, que puede deberse a una hipocorrección (quedan dioptrías por corregir), hipercorrección (la corrección resulta excesiva) o regresión del tratamiento, es decir, la pérdida parcial de la corrección lograda con la cirugía con el transcurso del tiempo. Existe la posibilidad de un tratamiento complementario con láser excimer (biópticos) en caso de graduación residual o eventualmente el uso de gafas de refuerzo para trabajos de precisión.
Generalmente, la intervención mediante técnica láser (LASIK/LASEK/PRK) se practica en una sola sesión para los dos ojos y suele durar de 15 a 20 minutos.
En cuanto a la cirugía con procedimiento intraocular (ICL), para minimizar los riesgos de infección y mejorar la predictibilidad del resultado, se realiza la intervención de forma secuencial: primero en el ojo no dominante, y entre 2 y 7 días después, en el ojo dominante.
Sí, contamos con un servicio multidisciplinar de evaluación oftalmológica con diferentes subespecialidades dentro de la oftalmología que nos permiten evaluar al paciente de forma integral para poder ofrecer lo más adecuado en cada caso y mantener el control adecuado cuando coexisten diversas patologías.
Sí, es posible en el caso de que el paciente operado de cirugía refractiva, con el paso de los años, presente de nuevo cierta graduación que no mantenga relación alguna con la operación, sino con los cambios naturales del ojo. Para ello, se examina al paciente de nuevo y se valora la idoneidad de una nueva corrección quirúrgica en cada caso particular.
En general, no se observan cambios. Durante el embarazo se dan una serie de variaciones hormonales que en ciertos casos pueden afectar al ojo y a la visión, y que se deben principalmente a pequeños cambios en la córnea y la película lagrimal. Después del parto, dichas variaciones suelen desaparecer. No se recomienda realizar intervenciones durante el embarazo o en los seis meses posteriores al parto.
El verano se considera una buena época para plantearse una operación de corrección visual o cirugía refractiva, ya que las actividades al aire libre se multiplican y este tipo de cirugía permite eliminar las limitaciones causadas por los problemas de refracción (ej. Ir a la piscina, ir a la playa o practicar un deporte como el submarinismo sin tener que usar gafas o lentes de contacto).
Por otro lado, las vacaciones son un buen momento para someterse a la operación, ya que a pesar del poco posoperatorio que requiere, este periodo nos permitirá operarnos sin tantas preocupaciones. También puede ser una buena opción para aquellas personas que no quieren o no pueden cogerse la baja.
Asimismo también es un buen momento para aquellos que después del verano prevén presentarse a unas oposiciones o exámenes públicos para trabajos que requieren ejercicio físico y una buena visión, como puede ser el de bombero o el de miembro de las fuerzas de seguridad públicas.
El precio de la cirugía depende de la técnica que se proponga en cada caso particular y de si el paciente es privado o pertenece a una mutua.
En ICR se ofrece la posibilidad de optar por un sistema de financiación bancaria de hasta 4 años. Más información.
Se recomienda realizar una primera visita para poder personalizar el presupuesto.
Lo es en muchos casos, especialmente en el caso de fuentes avaladas por sociedades científicas y oftalmológicas, en las que la información se ha contrastado. Sin embargo, también existe gran cantidad de información con finalidades comerciales y publicitarias que predominan sobre una información adecuada. Es recomendable evitar las fuentes en las que se prometen curaciones milagrosas, ofertas y promociones similares a las de un supermercado o donde aparezcan doctores con tratamientos milagrosos y únicos. Muchos oftalmólogos profesionales, especialistas en cirugía refractiva dedican parte de su tiempo a la investigación, la docencia y la participación en reuniones científicas para poder determinar qué técnicas son verdaderamente seguras y eficaces y pueden beneficiar a los pacientes. Es necesario consultar cualquier duda que se tenga con el cirujano especialista en cirugía refractiva de su confianza.
Actualmente, existen millones de personas operadas en todo el mundo, y cada año se operan más personas con técnicas distintas. Los médicos y cirujanos, enfermeras, ópticos y optometristas, así como cualquier persona relacionada con la oftalmología o la sanidad, se operan del mismo modo que el resto de la población. El procedimiento de evaluación es el mismo, independientemente de la profesión, y la decisión final debe tomarla siempre la persona siguiendo su propio criterio. Hay personas que son candidatos aptos y no quieren operarse; otros querrían operarse, pero sus características oculares no se lo permiten, y finalmente hay muchos que se operan, pero no quieren hacerlo público.
Es una técnica de cirugía refractiva para corregir la vista cansada o presbicia mediante el empleo del láser excímer. Se aplica generalmente en personas entre 40-50 años, preferentemente con graduaciones bajas de hipermetropía.
Hemos abandonado este tipo de aproximación para el tratamiento de la presbicia por varios motivos, que explicamos ampliamente aquí.
Ambas técnicas tienen excelentes resultados. El cirujano refractivo, previo estudio completo del paciente, indicará la más adecuada en cada caso particular.
El láser modela la córnea (la parte más externa y transparente del ojo) para reducir la cantidad de dioptrías. Después de la aplicación de unas gotas de anestésico, se levanta una fina capa de la córnea mediante (dependiendo de las características de cada paciente) el microqueratomo o el láser de femtosegundo, un instrumento muy sofisticado.
Se obtiene, así, un disco o “flap” que se separa del centro de la córnea para aplicar el láser excímero directamente sobre el estroma. El láser elimina la porción adecuada de tejido, en función de la corrección que deseamos. En la miopía obtenemos una superficie más plana, en la hipermetropía más curva y en el astigmatismo más regular.
Esta fase de la intervención está controlada por un ordenador y planeada por el cirujano en función de las características propias de cada caso.
Una vez aplicado el láser, se repone el “flap” corneal y finaliza la intervención aplicando unas gotas de colirio antibiótico. El paciente sale con unas gafas de protección y, ocasionalmente, se adaptan lentes de contacto terapéuticas para facilitar la recuperación.
Se trata de operaciones que permiten recuperar la visión sin utilizar gafas o lentes de contacto.
Yolanda Aradilla, óptica optometrista, operada con técnica PRK: “Te olvidas de las gafas, de los líquidos,… especialmente a la hora de viajar y de hacer deporte. Para mí fue un tema económico y de comodidad”.
Irene Gallego, auxiliar de clínica, operada con técnica PRK: “No toleraba las lentillas más de unas horas y siempre dependía de las gafas. Finalmente me decidí, y al salir de la operación pensé «¡pero si era un momento!»”
Vicenta Pajuelo, instrumentista de quirófano, operada con técnica LASIK: “Tenía muy poca graduación y solo me ponía las gafas de forma ocasional, para ir al cine o conducir. Pero cuando iba por la calle no podía ver qué autobús venía…”.
Los nuevos sistemas de láser sirven para corregir, no solamente las dioptrías, sino también lo que llamamos aberraciones ópticas. Estas tienen relación con la calidad de la visión y hay que tenerlas en cuenta para que la persona operada vea bien de día, pero también de noche, cuando conduce un vehículo, cuando hay poca luz o para evitar los reflejos.
Los tratamientos basados en la aberrometría o el frente de ondas del ojo reciben el nombre de optimizados o personalizados, porque dependen de las características propias de cada tipo de ojo. En estos tratamientos utilizamos sofisticados sistemas de control de los movimientos del ojo para el reconocimiento del iris, que es la parte que da color al ojo. El láser identifica, en cada caso, el patrón de cada ojo, tanto como medida de seguridad, como para facilitar la correcta aplicación del láser.
En casos de córneas delgadas, graduaciones bajas, etc., no se realiza ningún corte, sino que se separa la capa más externa de la córnea: el epitelio. Para ello hay diferentes técnicas (LASEK, PRK, PTK, EPILASIK). Estas operaciones requieren un posoperatorio un poco más largo y las llamamos técnicas de superficie, para diferenciarlas de las anteriores o lamelares.
Generalmente, la intervención se practica en los dos ojos durante la misma sesión y todo el proceso dura unos 15 minutos. Después de un momento de descanso, se realiza un último examen, se proporcionan instrucciones sobre el tratamiento, la cita para el control (normalmente al día siguiente) y, a continuación, el paciente vuelve a casa.
En ICR disponemos de la tecnología láser más avanzada: Plataforma láser excímer y femtosegundo (Wavelight Refractive Suite, ALCON).
Contamos con el Wavelight ® EX500 Láser Excimer (con tiempo de tratamiento de 1,4 segundos por dioptría) y el Wavelight ® FS200 láser de femtosegundo (creación del flap estándar en aproximadamente 6,0 segundos).
Aparte, disponemos de WaveNet ™, una red informática integrada, que permite la transferencia sin problemas de los datos del paciente a través de dispositivos de diagnóstico. La combinación de la mejor tecnología del excimer y el femtosegundo con este software líder, produce unos resultados óptimos.
El conjunto de los dos láseres con este sistema permite en los casos indicados, realizar toda la cirugía con láser, tanto el flap como la corrección en la córnea.
El Dr. Duch nos habla de la tecnología y herramientas disponibles en ICR para la corrección segura, cómoda y eficaz de los errores de refracción.
Las lentes intraoculares se implantan en el ojo para corregir miopías e hipermetropías, en general elevadas. Proporcionan una excelente calidad de visión y están especialmente indicadas en casos de ambliopía u “ojo vago”. Recientemente, hemos empezado a utilizar lentes de última generación que pueden, además, corregir el astigmatismo de forma eficaz y, en su versión más novedosa, incluso tienen la posibilidad de ser multifocales, representando una alternativa más para la corrección de la presbicia (vista cansada) en pacientes présbitas jóvenes.
Estas lentes respetan la anatomía ocular y están fabricadas con materiales especiales, que las hacen biocompatibles con las estructuras del ojo. Además, permiten tratar casos en los cuales el estado de la córnea del paciente no recomienda una cirugía con láser.
Se trata de una cirugía muy precisa, que se realiza sin necesidad de ingreso y con anestesia tópica.
El Dr. Duch, jefe del Departamento de Cirugía Refractiva, explica el uso e indicaciones de las lentes intraoculares que se implantan para la corrección de los defectos de refracción.
Sergi Padró, informático, operado con técnica ICL: “Llevaba gafas desde los 7 u 8 años y no me operé hasta los 40. Una semana después de la cirugía ya había recuperado totalmente la visión”.
Una vez implantada, la lente no es visible por el paciente u otras personas y no requiere ningún tipo de manipulación, excepto el tratamiento con gotas durante el posoperatorio. Tampoco se nota ni produce ninguna molestia. Las posibles sensaciones tras la operación, como el escozor, arenilla, irritación… suelen deberse a mínimas alteraciones de la superficie ocular que mejoran con el empleo de colirios para hidratar la córnea.
Sí, en algunas ocasiones, debido a variaciones en la anatomía interna del ojo, las lentes implantadas pueden requerir una reorientación para conseguir su efecto máximo y corregir correctamente el astigmatismo.
La recolocación se realiza en el quirófano, generalmente en los días siguientes a la operación, mediante una leve maniobra para colocar la lente en la posición óptima. La necesidad de realizar esta maniobra es muy poco frecuente, pero aconsejable en caso necesario, para alcanzar el efecto corrector máximo que proporciona la lente.
Sí, la mayoría de las personas combinan diferentes alteraciones refractivas, como miopía o hipermetropía y astigmatismo en visión lejana y, al sumarse la presbicia o vista cansada, pueden plantearse la corrección de todos sus problemas refractivos a la vez. En este caso puede corregirse de manera segura y eficaz mediante distintos métodos, principalmente con lentes intraoculares multifocales o láser (monovisión, PRESBILASIK). Es muy importante determinar la graduación para la visión de lejos, puesto que no suele operarse a pacientes que presenten cero dioptrías para la visión de lejos y que solo utilicen gafas para ver de cerca.
El Dr. Duch nos habla de los procedimientos más empleados para corregir la vista cansada o presbicia.
M.ª Carmen León, anestesióloga, operada de catarata y vista cansada con lentes multifocales: “Con la sedación ni te enteras, yo casi no tuve ninguna molestia y no he vuelto a usar las gafas.”
Sí, y no constituye ninguna complicación añadida. El cirujano debe conocer el antecedente de la operación de cirugía refractiva previa para planificar la operación de catarata y, sobre todo, poder calcular y seleccionar la lente intraocular adecuada que se implantará tras extraer la catarata.
El Dr. Duch, jefe del Departamento de Cirugía Refractiva, nos explica con mayor detalle qué supone haberse sometido a una cirugía refractiva con láser en caso de querer operarse de cataratas.
Sí, los portadores de lentes de contacto deben interrumpir su uso durante el periodo previo a los exámenes preparatorios: desde 48h antes de las pruebas si son blandas, 7 días antes si son semirrígidas y 15 días antes si son Orto-K.
Una vez indicada la intervención pueden volver a utilizarlas, pero deberán realizar un nuevo descanso en el periodo previo a la operación. En la cirugía con lentes intraoculares el descanso previo será de 12 horas. En la cirugía de Lasik o PRK el descanso será igual al de las pruebas preoperatorias, desde 48h antes de la operación si son blandas, 7 días antes si son semirrígidas y 15 días antes si son Orto-K. Podrán emplearlas en el ojo no operado durante el intervalo que va de la operación de un ojo a otro.
La cirugía láser (LASIK/LASEK/PRK) dura alrededor de unos 20 minutos y la estancia en la clínica es de unas 2 horas aproximadamente.
En cuanto a la cirugía refractiva mediante implante de lente intraocular (ICL/CCT), tiene una duración de unos 30 minutos y la estancia en la clínica es también de unas 2 horas, aproximadamente.
No, la intervención se realiza de forma ambulatoria y no requiere ingreso en clínica.
El estudio preoperatorio tiene por objetivo evaluar si el paciente se puede operar o no. El examen preoperatorio exhaustivo permite estudiar no solo las dioptrías y la cantidad de visión, sino también su calidad, además de planear el tratamiento óptimo en cada caso particular. Actualmente, podemos realizar tratamientos personalizados que incluyen la corrección de aberraciones de alto orden o tratamientos a partir de la topografía.
Durante los días anteriores a la realización de las pruebas, hay que hacer reposo de las lentes de contacto: 48 horas si son blandas, 1 o 2 semanas si son rígidas o semirrígidas y en casos especiales puede ser necesario un tiempo incluso más prolongado, como en los usuarios de lentes para ortoqueratología. No se puede acudir al centro conduciendo el día del estudio, ya que una de las pruebas requiere la dilatación de la pupila. El efecto de las gotas produce que la visión sea borrosa durante, como mínimo, las siguientes 8 horas (en algunos casos esporádicos el efecto puede llegar a durar hasta 48 horas).
El mismo día en que se realizan las pruebas, el paciente ya dispondrá de los resultados, que el cirujano mismo comentará con él. A partir del estudio preoperatorio, es el cirujano refractivo el que decide si el paciente se puede operar o no. A partir del tercer día tras la realización de las pruebas, ya se puede programar la cirugía.
Sí, el paciente tendrá que contestar a una serie de preguntas sencillas para facilitar la evaluación de su estado de salud.
Si es posible, se recomienda traer un informe del médico de cabecera indicando las enfermedades, intervenciones y medicación que el paciente toma habitualmente.
En el caso de que el paciente se pueda operar, la cirugía se lleva a cabo en la Clínica Bonanova de Cirugía Ocular.
La intervención con láser se realiza generalmente con anestesia tópica (unas gotas de anestesia en cada ojo). No suelen notarse molestias más allá de una suave presión, deslumbramiento por las luces del microscopio o leve escozor al poner las gotas. En casos especiales puede realizarse una sedación. Al finalizar la intervención, se le entregarán al paciente unas gafas (similares a las de sol) para protegerse del aire y de la luz y ya podrá regresar a casa.
Dependiendo del tipo de cirugía, la baja suele ser, en la mayoría de los casos, de entre 24 y 48 horas. Una vez finalizada la operación, se entregará al paciente un certificado con la previsión de baja. Durante el día o días de baja, se recomienda no conducir, no leer, no ponerse delante del ordenador ni de la televisión, no ir al cine ni realizar ninguna actividad que represente un esfuerzo para la vista.
Durante las tres horas posteriores a la operación se recomienda descansar en casa con los ojos cerrados, ya que se puede experimentar una sensación de peso, lagrimeo o arena.
No hay que utilizar maquillaje el día de la cirugía. También hay que evitar el uso de esmalte de uñas en manos y pies, así como la aplicación de perfumes, colonias, lacas o similares.
Durante las 2 semanas posteriores a la intervención, es preferible evitar el uso de maquillaje, sobre todo el uso de pinceles, que podrían lesionar accidentalmente la superficie del ojo (se recomienda utilizar cosméticos y pinceles nuevos a estrenar).
Sí, el paciente debe acudir en ayuno de como mínimo 6 horas (no ingerir líquidos ni sólidos).
Sí, el paciente debe acudir a la cirugía y regresar a casa acompañado.
No suelen notarse molestias más allá de una ligera presión, deslumbramiento por las luces del microscopio del cirujano o un leve escozor al poner las gotas.
Generalmente se realizarán 5 controles durante el primer año después de la cirugía:
El paciente se sentirá seguro y acompañado en todo momento durante su recuperación, aunque esto implique plantear alguna visita adicional según lo requiera cada caso.
Aunque en la mayoría de los casos la cirugía suele tolerarse muy bien, las personas más susceptibles pueden experimentar sequedad ocular y alumbramiento o halos en la visión nocturna. En cualquiera de los casos, existe un tratamiento y, por lo general, los efectos mejoran con el tiempo y finalmente desaparecen.
En el caso de la técnica PRK, el paciente puede experimentar alguna molestia durante los 2-3 primeros días posteriores a la cirugía, como sensación de dolor de forma más o menos intensa en función de la sensibilidad de cada persona. Por eso deben utilizarse los fármacos indicados en el informe de alta de la cirugía.
Además, es muy importante mantener el tratamiento lubricante con la lágrima artificial durante todo el mes siguiente a la operación, ya que ayudará a aliviar las molestias propias del posoperatorio (picor, escozor, sensación de arenilla y de cuerpo extraño, etc.) y a conseguir una buena visión. Por este motivo es importante seguir utilizándolo, aunque el paciente ya no tenga molestias.
En caso necesario, el equipo médico realizará las modificaciones del tratamiento que considere pertinentes.
Aunque probablemente las técnicas de cirugía refractiva sean las más seguras y eficaces en la medicina, puede haber complicaciones que, afortunadamente, son estadísticamente muy poco frecuentes. La complicación principal es una infección que, pese a disponer de tratamiento, puede presentar secuelas para la visión más o menos importantes, dependiendo del nivel de gravedad. Cuando se valora en cada caso la relación entre riesgo y ventajas y se indica un tipo de procedimiento es porque las ventajas son muy elevadas y el porcentaje de riesgo es mínimo. Siempre se toman todas las medidas posibles para evitar infecciones.
No, hay que evitar frotarse los ojos. Si fuese necesario, el paciente puede aplicar lágrima artificial alrededor de los párpados con una gasa.
Después de la cirugía, el equipo médico le explicará el tratamiento a seguir (colirios, pastillas, etc.), la vía de administración y la duración del mismo. Esta información quedará reflejada en el informe de la cirugía que el paciente recibirá, siempre antes de ser dado de alta de la clínica.
En la misma clínica le facilitarán al paciente operado un neceser donde encontrará todo lo necesario para iniciar el tratamiento posoperatorio. Además, se incluye la información por escrito, para poder consultarla en todo momento.
Es muy importante seguir el tratamiento indicado para que la operación tenga éxito. Normalmente este consistirá en un colirio antibiótico, un antiinflamatorio y lágrima artificial durante el primer mes.
Es conveniente evitar situaciones en las que los ojos puedan sufrir cualquier tipo de golpe. Para ello, se aconseja:
Habitualmente basta con dos días, contando el día de la operación. Cuando operamos ambos ojos por separado, es necesario planificar la operación de acuerdo con el tipo de visión y evitar actividades que requieran gran precisión como, por ejemplo, la conducción de vehículos.
La práctica de deporte y actividades ligeras se puede retomar pasada una semana, aunque para realizar actividades con mayor riesgo como, por ejemplo, la natación, hay que esperar como mínimo un mes.
Después de la operación se produce un cambio importante en la visión, al que hay que adaptarse.
El día de la operación, la visión es borrosa durante las primeras horas y por eso es conveniente realizar el reposo indicado. Al día siguiente se debe procurar no forzar la vista y empezar a adaptarse a la “nueva” visión. Aunque los ojos son el órgano visual de nuestro cuerpo, con lo que realmente vemos es con una parte específica del cerebro. El proceso completo de recuperación visual requiere de un periodo de adaptación. Para facilitar este proceso recomendamos que desde la operación hasta la visita se haga descanso relativo.
Normalmente se puede retomar la actividad habitual (excepto deportes) una vez realizada la visita del día siguiente; en el caso de que hubiese alguna limitación debido a su condición particular, esta le sería indicada por su cirujano.
Durante las primeras semanas podría notar variaciones y oscilación en la visión, visión de halos o deslumbramientos. Es importante, pues, adaptar la actividad a estos cambios y evitar forzar la vista si la visión es menos nítida. La aplicación frecuente de lágrimas artificiales ayudará a mejorar esta situación. El hecho de reincorporarse a sus actividades habituales le ayudará también a conseguir un resultado óptimo en su visión.
Debe recordar que, para determinadas graduaciones, como las hipermetropías o astigmatismos, la recuperación visual se produce de forma un poco más lenta que para las miopías.
Cualquier variación respecto a las anteriores recomendaciones, le será debidamente indicada por el equipo médico.
La corrección se mantiene estable durante el paso del tiempo. Durante los tres primeros meses se valora la reacción del ojo (individual para cada persona). Un 3 % de los pacientes operados con láser y un 5 % de los pacientes operados con lentes multifocales pueden requerir un tratamiento láser adicional para mejorar todavía más los resultados. Con el paso de los años, puede haber personas operadas que presenten de nuevo cierta graduación, que no mantiene relación alguna con la operación, sino con los cambios naturales del ojo. En dichos casos, se examina al paciente de nuevo para valorar la idoneidad de una nueva corrección quirúrgica.
La práctica de deportes suaves puede reiniciarse de forma progresiva a partir de los 5 días de la operación, con una protección adecuada mediante gafas de sol en el exterior. Para los deportes de contacto o con riesgo de sufrir algún golpe (boxeo, fútbol, rugby, baloncesto, etc.), se recomienda empezar con entrenamientos suaves a partir de la semana y reincorporarse plenamente a partir del mes. Para evitar la posibilidad de infecciones y conjuntivitis, es preferible evitar la natación en mar o piscina durante el primer mes tras la operación.
No todas las empresas (públicas o privadas) contemplan las bajas laborales para este tipo de operaciones, por lo que recomendamos consultarlo con el médico de cabecera o con el médico de empresa con antelación. Desde el punto de vista estrictamente oftalmológico, después de la intervención se precisa mantener un periodo de reposo de unas horas, así como acudir a las visitas de control, generalmente programadas a las 6 horas y 24 horas de la intervención. Tras la visita, se indicará habitualmente mantener unas horas más de reposo visual relativo (evitar esfuerzos prolongados con el ordenador, la lectura, la conducción de vehículos, etc.) antes de reanudar sus actividades normales a partir del día siguiente.
Para el caso particular de las cirugías láser de superficie (PRK), y debido a su recuperación más lenta, se aconseja disponer de un periodo aproximado de 5 días, que puede acortarse o alargarse de forma variable para cada persona.
No es posible conducir al finalizar la cirugía y a partir del día siguiente es recomendable evitar “forzar” la vista (ordenador, móvil, Tablet, TV, lectura, conducir, etc.) hasta la visita con el médico, que valorará la evolución y le confirmará si puede ya empezar a reanudar sus actividades habituales.
En el caso de conductores profesionales, es recomendable consultar la normativa vigente en los organismos de tráfico que regulan los permisos de conducción o en los centros autorizados a tal efecto. Existen limitaciones y condiciones especiales para los pacientes operados, que deben respetarse y pueden afectar, sobre todo, a este grupo de conductores. Se aconseja informarse al respecto antes de la intervención, para considerar cómo puede afectar la normativa a cada caso particular.
Sí, el paciente operado puede desplazarse en vehículos y aviones, empleando como protección, sobre todo en el exterior, las gafas de sol no graduadas.
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