Algunas personas no pueden cerrar del todo los párpados cuando duermen. Estas personas padecen de lagoftalmos nocturno.
El lagoftalmos se produce cuando resulta imposible cerrar del todo los párpados. Esto puede deberse a algún problema con el nervio facial, que no transmite correctamente la información al músculo que cierra los párpados; o bien, cuando existen factores externos y mecánicos (cicatrices, exoftalmos, retracción palpebral, etc.) que impiden el cierre del párpado.
Aunque, padecer lagotalmos no significa literalmente que durmamos con los ojos abiertos; si no, que en algunos casos no podemos llegar a cerrarlos del todo.
Además del lagfoftalmos nocturno, existen otras causas que pueden provocar que no cerremos del todo los ojos al dormir.
Cuando no cerramos los ojos al dormir, podemos notar los síntomas siguientes:
Aunque los síntomas generalmente no son graves, pueden llegar a ser molestos y alterar la calidad de vida de quien los sufre.
En casos graves, como cuando el fenómeno de Bell (capacidad que tiene el ojo de desviarse hacia arriba cuando se cierran los ojos) está alterado, se pueden llegar a producir úlceras corneales que pueden comprometer incluso la visión.
Ante cualquier síntoma, siempre es necesario acudir a un oftalmólogo para que nos prescriba el tratamiento más adecuado.
Normalmente, este puede incluir:
Dormir con los ojos abiertos no tiene porque afectar a la calidad del sueño, pero sí que tiene un impacto en la lubricación del ojo. Una buena hidratación es básica para proteger la superficie del ojo.
La prevención precoz es importante para tratar cualquier afección ocular. Ante cualquier síntoma, te aconsejamos que acudas a tu oftalmólogo.
En caso de dudas sobre si duermes con los ojos abiertos, puedes pedirle a un familiar o conocido que te observe o te haga una fotografía mientras duermes.
De todos modos, el oftalmólogo puede comprobar si tus párpados se cierran completamente durante un control oftalmológico.
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