La vitrectomía es un tipo de cirugía ocular para el tratamiento de enfermedades de la retina y del vítreo. La retina es un tejido sensible a la luz situado en la parte posterior del ojo. El vítreo es la sustancia transparente y gelatinosa que rellena el ojo.
Una vitrectomía consiste en extraer el humor vítreo y sustituirlo, habitualmente, por una solución salina o por una burbuja de gas, aire o aceite de silicona. En el caso que el humor vítreo sea reemplazado por gas o por silicona, puede ser necesario que el paciente permanezca en posición boca abajo o de lado durante unos días en la recuperación postoperatoria. Además, en caso que el interior del ojo se rellene con gas o aire, no se podrá volar en avión o subir a una altura superior a 500 metros sobre el nivel del mar hasta que la burbuja haya desaparecido, ya que los cambios de altitud pueden afectarla.
El oftalmólogo puede considerar necesaria la realización de una vitrectomía como tratamiento frente algunos casos de las siguientes enfermedades oculares:
A menudo, la vitrectomía puede mejorar o estabilizar la visión. La operación elimina cualquier hemorragia o resto (de una infección o inflamación) que pueda bloquear o enturbiar el paso de la luz al enfocarse en la retina. Además, también permite eliminar los tejidos cicatriciales que pueden desplazar, arrugar o desgarrar la retina.
Esta intervención también puede ayudar a eliminar un objeto extraño que haya permanecido en el interior del ojo debido a un traumatismo perforante y que, de no ser retirado, podría dañar la visión.
El oftalmólogo puede recomendar la realización de una ecografía ocular, una tomografía de coherencia óptica (OCT) u otras pruebas para examinar el ojo.
La vitrectomía se realiza normalmente en una cirugía ambulatoria con una duración de entre media hora y varias horas y bajo anestesia local o general para dormir el ojo.
Durante la cirugía, el oftalmólogo realiza tres pequeños cortes o incisiones inferiores a 1 milímetro en la capa blanca del ojo, la esclera con el uso de un microscopio para ver el interior del ojo. El cirujano utilizará instrumental quirúrgico de pequeño calibre para realizar uno o varios de los siguientes pasos:
El oftalmólogo le prescribirá fármacos para aliviar el dolor y gotas que deberán administrarse durante varias semanas y le indicará cuando puede retomar su vida habitual.
Como cualquier cirugía, existen algunos riesgos, aunque son menores que los beneficios previstos para la visión.
Algunos de los riesgos de la intervención incluyen hemorragias, desprendimiento de retina, presión intraocular elevada o infecciones.
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