A medida que nos hacemos mayores nuestros ojos también lo hacen, y presentan cambios que debemos controlar para tener una buena salud ocular. En motivo del 2020: el año del ojo, la Academia Americana de Oftalmología ha publicado los cambios oculares más comunes asociados a la edad.
En la edad adulta, los ojos suelen adaptarse en menor medida a la oscuridad que como lo solían hacer en la juventud. Esto puede verse reflejado en la visión cuando se conduce de noche o con mal tiempo. La razón es que los bastones de los ojos, los responsables de la visión con poca luz, se alteran con la edad.
La blefaritis o inflamación del párpado es más común a medida que envejecemos. Sus síntomas son ojos rojos y molestias alrededor de los ojos, y en ocasiones pueden aparecer escamas alrededor de las pestañas.
Las personas mayores tienden a producir menos lágrimas, lo que desencadena en el ojo seco. Este cambio es muy común en mujeres menopáusicas.
Los destellos de luz en la visión son un síntoma típico de las alteraciones del vítreo que va degenerando con el envejecimiento. Si esto ocurre se debe consultar con el oftalmólogo porque hay que descartar enfermedades graves como el desprendimiento de retina que puede dar este mismo síntoma.
La presbicia o vista cansada es muy común a partir de los 40 años. Por esta razón es frecuente tener dificultades a la hora de leer.
A veces, con la edad, algunas personas pueden tener dificultad en distinguir detalles de objetos poco contrastados. Esta confusión se llama pérdida de la sensibilidad de contraste.
El vítreo se suele condensar con el paso de los años. Cuando esto ocurre pueden aparecer las llamadas miodesopsias o manchas flotantes en la visión. Aunque es indoloro, es pertinente consultarlo con el oftalmólogo, porque pueden ser síntomas de un proceso más grave como el desprendimiento de retina.
Con la edad los ojos se pueden volverse más sensibles a la luz. Una forma de minimizarlo es utilizar filtros en las pantallas digitales, ajustar la luz de la casa y ponerse gafas de sol al salir de casa.
El sentido del equilibrio cambia a medida que envejecemos, por lo que aumenta la probabilidad de sufrir caídas, mayoritariamente en casa, que pueden conducir a lesiones oculares.
Las cataratas se producen cuando la lente del ojo se vuelve opaca y la persona no puede ver bien. Se estima que más de la mitad de personas mayores de 75 años las desarrollan. Su tratamiento se basa en la cirugía.
La DMAE es una patología muy común en personas mayores de 50 años. En sus primeros estadios del desarrollo esta enfermedad es asintomática y su tratamiento depende de cada caso, por lo que es recomendable acudir al oftalmólogo.
Nuestros ojos absorben menos luz azul a medida que crecemos. Como consecuencia, nuestro cuerpo secreta menos melatonina, afectando a nuestro ciclo de sueño.
El glaucoma puede aparecer a cualquier edad, aunque es más común en adultos mayores. Esta enfermedad consiste en un daño del nervio óptico que puede provocar ceguera si no se trata a tiempo.
La retinopatía diabética es una de las causas más comunes de pérdida de visión. Esto ocurre cuando una persona con diabetes experimenta una subida repentina de azúcar y éste llega hasta la retina, que queda dañada.
Los melanomas oculares no son muy comunes en la población. Sin embargo, se ha demostrado que la probabilidad de padecerlos aumenta a medida que aumenta la edad. Por esta razón es muy importante hacer revisiones oftalmológicas periódicas.
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