Más allá de seguir una alimentación equilibrada para mantener una buena salud ocular a largo plazo, la verdad es que la salud ocular también tiene otro tipo de conexión con la alimentación. Y es que es importante preservar la seguridad ocular en la cocina al preparar la comida. Por ello queremos compartir una serie de consejos que hay que tener en cuenta al estar cerca de los fogones:
El aceite y la grasa caliente pueden salpicar fácilmente en los ojos. La prevención es la mejor estrategia, por lo que la protección ocular puede prevenir la mayoría de las lesiones. Si no se considera necesario llevar gafas de seguridad para cocinar, es recomendable, al menos, utilizar un protector antisalpicaduras o una tapa que cubra la sartén.
En caso de que el aceite llegue a salpicar a los ojos, es necesario lavar de manera abundante los ojos para eliminar cualquier resto que pueda haber quedado en ellos. Además, si se trata de una salpicadura menor, es recomendable aliviar los síntomas mediante la aplicación de lágrimas artificiales. Sin embargo, si el dolor persiste, hay que consultar con el oftalmólogo lo antes posible. Es importante también no utilizar gotas para el ojo rojo y tener en cuenta que durante el proceso de curación se es más susceptible a infecciones y otras lesiones.
Hay que tener cuidado también con las salpicaduras de otros tipos de líquidos que pueden ser en cierta medida ácidos y pueden provocar lagrimeo y sensación de ardor. El agua, en contacto con ciertos alimentos, como el pollo crudo, puede contener organismos que produzcan infecciones.
En caso de que cualquier líquido caliente entre en contacto con el ojo, hay que acudir al oftalmólogo para determinar el alcance de la lesión.
Al utilizar alimentos o especias picantes, como los jalapeños, ciertas partículas pueden quedar en los dedos y pasar a los ojos si, involuntariamente, nos los frotamos. Por ese motivo, es importante lavarse bien las manos o utilizar guantes al manipular este tipo de alimentos para evitar que entren en contacto con nuestros ojos. Sin embargo, si eso sucede, hay que lavarse los ojos con agua abundante y los párpados con champú para bebés, evitando siempre aplicar cualquier tipo de jabón directamente a los ojos.
Los productos de limpieza son uno de los mayores peligros en la cocina. Lo más adecuado al manipularlos es utilizar gafas de protección ocular. La lejía, los productos para limpiar el horno y otros productos químicos pueden provocar graves lesiones que lleven incluso a la ceguera. Si cualquiera de estos productos entra en contacto con los ojos, hay que lavarlos inmediatamente con agua abundante y buscar atención médica. Cuanto más larga sea la exposición al producto químico más probabilidades hay de que la lesión sea severa.
Cualquier utensilio afilado y punzante, como tijeras, tenedores, cuchillos, etc. es susceptible de provocar lesiones oculares graves. De hecho, los objetos afilados son la tercera causa más habitual de lesiones oculares entre los niños. Por ello es imprescindible manipularlos con cuidado, en especial si hay niños cerca.
Las alfombras, las puertas de los muebles y los líquidos vertidos en el suelo pueden suponer un gran peligro para nuestros ojos. De hecho, las caídas son una de las principales causas de lesiones oculares. Las personas de más de 60 años son las más susceptibles de sufrir este tipo de lesiones por caídas. Por ese motivo, hay que comprobar que todas las puertas de los muebles estén cerradas y que, en general, la cocina sea segura para todos.
Abundan las afirmaciones de que algunos alimentos ayudan a curar ciertos problemas oculares o a cambiar el color de los ojos. Dichas afirmaciones son falsas. Ni la miel puede cambiar el color de los ojos, ni el té cura la conjuntivitis. Es importante no aplicar ningún producto que no esté concebido específicamente para uso ocular. Si se utiliza cualquier producto cosmético para la piel que rodea los ojos, hay que tener cuidado de que no se introduzca dentro de ellos.
En algunas películas antiguas y dibujos animados, se suele ver cómo los personajes aplican un bistec crudo sobre el ojo morado con la intención de curarlo. Sin embargo, esta práctica no es inocua. Los organismos presentes en la carne cruda pueden provocar infecciones graves. Del mismo modo, cualquier alimento congelado en bolsas puede estar contaminado por bacterias del congelador o la cocina. En caso de moratones en el ojo, se debe utilizar una bolsa de hielo o cubitos de hielo envueltos con una toalla limpia y acudir al oftalmólogo para evaluar la lesión.
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