Hablamos de estrabismo infantil cuando un niño sufre una alteración en la alineación de los ojos que hace que estos no miren simultáneamente al mismo punto. Puede presentarse estrabismo en bebés a partir de los 6 meses (estrabismo congénito) o aparecer más adelante y por diferentes causas. Incluso puede presentarse estrabismo en adultos.
Esta desviación ocular puede ser horizontal (hacia adentro o hacia fuera) o puede ser vertical (hacia arriba o hacia abajo) y puede afectar a un ojo o a ambos. Asimismo, puede ser constante, es decir, que el ojo u ojos estén desviados todo el día, o variable, que significa que los ojos se desvían más o menos a lo largo del día y dependiendo de las circunstancias. En alguna ocasión puede dar la sensación de un estrabismo que no sea real. A esto se le llama Pseudoestrabismo.
La consecuencia más grave de un estrabismo es la ambliopía (conocida habitualmente como “ojo vago”). El niño mantiene recto el ojo con el que le resulta más fácil enfocar las imágenes y solo utiliza ese ojo, mientras que el ojo desviado no está “trabajando” y no desarrolla sus funciones correctamente. Así, decimos que ese ojo se convierte en un “ojo vago”. Por ello, cuanto antes se detecte la ambliopía, más fácil es su recuperación.
Es muy importante tratarla antes de los 8 años, ya que aproximadamente a esa edad se alcanza la visión definitiva. Todos los niños que padecen desviación ocular deberían, pues, someterse a una evaluación oftalmológica por parte de un oftalmólogo pediátrico.
En la aparición del estrabismo infantil pueden influir varias causas, entre las cuales:
El estrabismo también puede manifestarse de forma intermitente después de una enfermedad, un cuadro de estrés o, en algunos casos, por el uso continuado de pantallas de ordenador, móvil o Tablet.
Algunos de los síntomas del estrabismo en los niños son:
Hay diferentes opciones a la hora de corregir un estrabismo infantil:
La cirugía de reparación de los músculos oculares tiene un alto índice de éxito y las complicaciones graves son muy infrecuentes. Es un procedimiento que se realiza de forma ambulatoria, no requiere ingreso, y los niños pueden retomar las clases tras unos días de descanso. Los efectos secundarios más habituales después de una operación de estrabismo son enrojecimiento, malestar y dolor, todos ellos temporales.
La ambliopía u ojo vago consiste en la baja visión de un ojo debido a una mala coordinación con el cerebro. El cerebro da preferencia al ojo que ve mejor, lo que hace que el otro ojo no se estimule ni trabaje lo suficiente. Es importante detectarlo y tratarlo cuanto antes, ya que aproximadamente a los 8 años se alcanza la visión definitiva y ya no es posible corregirlo. El estrabismo, en cambio, se produce cuando un ojo o ambos se desvían y puede tratarse también en la edad adulta. El ojo vago es, en muchos casos, consecuencia del estrabismo.
Al contrario de lo que se creía hasta hace poco, el estrabismo se puede operar con éxito a cualquier edad, también en pacientes adultos. En estos casos la cirugía no corregirá la ambliopía u ojo vago que el paciente tenga como consecuencia de un estrabismo infantil no tratado, aunque sí podrá mejorar la apariencia del paciente, además de su percepción del espacio y del campo visual.
El estrabismo no se puede prevenir, excepto en los casos de estrabismo intermitente derivados de un uso abusivo de pantallas. Sin embargo, es importante que tanto el estrabismo como el ojo vago se detecten de forma precoz para que puedan ser tratados y afecten lo mínimo posible a la vida diaria de los niños y niñas. Por ello es muy importante que los padres estén atentos a los síntomas y que acudan al oftalmopediatra ante cualquier sospecha.
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