La inteligencia artificial (IA) no son sólo robots en películas de ciencia ficción. Hoy en día, la inteligencia artificial ya forma parte de ámbitos como la medicina.
La oftalmología es la especialidad médica con mayor aplicación de inteligencia artificial y, sigue siendo pionera en el uso de esta inteligencia para detectar, diagnosticar y tratar patologías oculares de diferente índole.
Los algoritmos automatizados y la ingente cantidad de datos (Big Data) que permiten leer, manejar y analizar los sistemas de inteligencia artificial, son la ventaja principal del uso de esta tecnología.
Algunos dispositivos permiten superar incluso a los resultados obtenidos por la experiencia humana, obteniendo un éxito de cerca del 90% en el diagnóstico de patologías.
Estos diagnósticos se extraen a partir de miles de datos médicos y biológicos, que serían imposibles de analizar por una sola persona y, que permiten crear patrones sobre estas patologías. Estos patrones establecen modelos predictivos y de diagnóstico.
A día de hoy, diversos estudios apuntan que la tecnología basada en la IA será clave en un futuro para diagnosticar enfermedades, ya que permiten una detección al instante y, a veces, con el simple uso de un software.
No obstante, se sigue investigando para que esta tecnología alcance cotas de fiabilidad que permitan a los oftalmólogos y a los pacientes una confianza total en este tipo de dispositivos.
La IA permite analizar y manejar los datos de enfermedades que afectan a millones de personas, como es la diabetes.
Se estima que 5,3 millones de personas en España sufren diabetes de tipo 2 (datos de la Federación Española de Diabetes). Esta patología puede provocar afecciones secundarias como puede ser la retinopatía diabética.
La retinopatía diabética es de difícil detección, ya que en las fases iniciales los afectados no notan cambios en su visión.
La inteligencia artificial permite, en el caso de este tipo de patologías silenciosas, realizar una detección precoz a través de un software que analiza los síntomas de pacientes con antecedentes de diabetes.
Este software toma una foto del ojo con una cámara de retina y, permite a los médicos generalistas derivar al paciente a un oftalmólogo, ante la presencia de cualquier signo que pueda indicar un estado precoz de retinopatía diabética.
Así mismo, la IA también facilita la detección de enfermedades menos usuales y de difícil diagnóstico, ya que permite el acceso y manejo de datos compilados en todo el mundo y por diferentes especialistas, que de otro modo sería imposible obtener.
El diagnóstico por imagen (radiografías, ecografía, resonancias magnéticas, etc.) permite la observación del interior del cuerpo para indagar si existen signos sobre una condición médica.
La inteligencia artificial permite analizar imágenes para diagnosticar enfermedades y supone una revolución en especialidades como son la oftalmología, la dermatología o la radiología.
Sistemas de inteligencia artificial acumulan miles de imágenes del ojo y, a partir de un algoritmo, establecen qué imágenes corresponden a un ojo sano y a uno patológico. Así pues, cuando se introduce la foto de un ojo, este sistema puede indicar al instante si existe un trastorno ocular.
Estos sistemas se usan para diagnosticar pacientes con riesgo de enfermedades cardiovasculares con el uso de la foto de su retina y, se pueden diagnosticar también, casos de degeneración macular y de retinopatía diabética. Esta detección precoz puede ser vital para frenar la evolución de estas patologías.
El uso de dispositivos portátiles digitales (wearables) que se llevan encima todo el día, permiten compilar datos sobre nuestro cuerpo que pueden ser de utilidad para la detección o el tratamiento de ciertas patologías.
A través de sistemas de IA, estos datos pueden ser enviados y analizados al momento por el médico.
En el caso de la oftalmología, por ejemplo, se están en desarrollo dispositivos portátiles para medir la presión intraocular (PIO) y tomar fotos de los discos ópticos, informaciones útiles para el seguimiento y tratamiento de enfermedades como el glaucoma.
La presión intraocular puede variar en función del momento en que se tome, poder obtener esta medición a lo largo del día durante un período determinado podría ayudar a mejorar los tratamientos para el glaucoma.
Además, la inteligencia artificial juega un papel fundamental para el desarrollo e implantación de la telemedicina en los próximos años.
A través de este tipo de softwares, los especialistas podrán diagnosticar y hacer el seguimiento de tratamientos a distancia.
Esto supone un gran beneficio para el paciente, sobre todo, para aquellos que residen en zonas rurales o con ausencia de especialistas, ya que el médico podrá obtener y analizar datos sin desplazarse y de manera efectiva.
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