En invierno con la chimenea, en verano con las barbacoas, la polución en las ciudades, el tabaco o, incluso en caso de incendio, nuestros ojos pueden estar expuestos al humo. Cuando este penetra en nuestros ojos, puede causar efectos adversos para nuestra visión, en forma de dolor ocular o irritación.

Las personas que padecen trastornos oculares, como la blefaritis, el ojo seco o la conjuntivitis alérgica, o los usuarios de lentillas de contacto son quienes normalmente se ven más afectados por los efectos del humo cuando este entra en contacto con los ojos.

¿Qué ocurre cuando nos entra humo en los ojos?

El humo puede causar que la fina capa de protección de nuestros ojos se deteriore. Los ojos deben estar siempre bien lubricados y protegidos de los agentes exteriores y cuando esta capa se debilita los ojos se irritan, se secan y enrojecen.

Así mismo, la exposición prolongada al humo, como ocurre cuando se es fumador, puede estar asociada a patologías oculares, como son las cataratas, la queratitis, la conjuntivitis y otras afecciones infecciosas.

Además de afectar a la visión, el humo puede causar problemas respiratorios y otro tipo de complicaciones para nuestra salud.

¿Cómo aliviar el malestar cuando nos entra humo en los ojos?

Cuando el humo entra en contacto con nuestros ojos podemos tomar algunas medidas para aliviar sus efectos adversos.

  • Limpiarse los ojos con agua: inmediatamente después de estar expuestos al humo debemos lavarnos los ojos con agua para aliviar la irritación.
  • Uso de lágrimas artificiales: las gotas de lágrimas artificiales nos ayudarán a humedecer y lubricar los ojos y eliminarán los agentes extraños que puedan quedar en los ojos. Las personas que ya usan habitualmente este tipo de gotas, pueden aumentar la dosis.
  • Enfriar los ojos: para calmar los ojos, se puede guardar el frasco de lagrimas artificiales en la nevera o se puede colocar una compresa fría en los ojos.
  • Evitar los espacios con humo: si se padece una afección subyacente es mejor evitar la exposición al humo. Hay que evitar fumar, alejarse de chimeneas de leña, etc.
  • Uso de gafas de protección: las gafas ejercen de protección de los ojos. Cuando se está en el exterior se deben usar gafas de sol para evitar que el humo penetre en los ojos. En caso de encontrarse en un espacio cerrado, se pueden usar gafas de corrección o de protección para frenar los agentes externos.
  • Mejorar el aire: cuando estamos en el interior, podemos utilizar filtros o humidificadores para reducir los agentes nocivos para nuestros ojos.

Si el malestar no desaparece, hay que acudir al oftalmólogo

En principio, en caso de irritación ocular, enrojecimiento y picor, los síntomas suelen desaparecer al cabo de pocos días. Si tras una semana, estos síntomas siguen presentes, será necesario acudir al especialista para que realice una valoración oftalmológica.

Contenido médico revisado por - Última revisión 09/09/2021

¿Tienes alguna duda?

Escríbenos o pide hora para una consulta con uno de nuestros especialistas.