Una revisión sistemática en forma de metaanálisis publicada en enero del 2022 en el Journal of Diabetes & Metabolic Disorders* concluye que las personas con diabetes que también sufren algún tipo de trastorno de la conducta alimentaria (TCA), como la anorexia o la bulimia, tienen tres veces más probabilidades de sufrir retinopatía diabética.
La retinopatía diabética es una enfermedad vascular secundaria a la diabetes que se desarrolla cuando los altos niveles de azúcar en sangre dañan los vasos sanguíneos de la retina.
En la fase inicial, la retinopatía diabética no provoca ningún cambio en la visión, pero en fases más adelantadas los daños en la retina provocan pérdida de visión que puede llegar a ser muy considerable y causar incluso ceguera.
El nuevo estudio desvela cómo los trastornos alimentarios, que afectan hasta 1 de cada 5 personas con diabetes, aumentan el riesgo de sufrir retinopatía diabética.
Según el estudio, es posible que los trastornos de la conducta alimentaria dificulten el control de los niveles de azúcar en sangre a causa de la ingesta de alimentos incoherentes. También es posible que algunos pacientes con diabetes y con trastornos alimentarios puedan evitar deliberadamente tomar insulina como forma de gestionar su peso.
Los investigadores del estudio examinaron la información de 1.100 personas con diabetes. El estudio incluyó pacientes con anorexia (patología que sufren personas que quieren mantener su peso lo más bajo posible reduciendo la ingesta de alimentos) y pacientes con bulimia (personas que intentan purgar comida del cuerpo a través del vómito). Los pacientes con uno u ambos trastornos de la conducta alimentaria tienen el triple de riesgo de desarrollar retinopatía diabética que los pacientes diabéticos sin trastornos alimentarios.
La National Eating Disorders Association informó de que durante la pandemia de la Covid-19 se produjo un incremento del 107% de llamadas a su línea de ayuda para personas con TCA. Al mismo tiempo, las unidades de urgencias se llenaron de casos de adolescentes que sufrían algún tipo de estos trastornos.
En un ámbito más próximo, el Departamento de Salud de la Generalitat de Catalunya destaca que el número de consultas por trastornos de la conducta alimentaria aumentó en un 25% entre 2020 y 2021. Además, según una encuesta realizada por la ACAB (Asociación contra la Anorexia y la Bulimia) además de 5.000 adolescentes de entre 12 y 16 años, el porcentaje de jóvenes que cree que sufre un TCA ha pasado del 4,7% en el curso 2019-20 al 8,7% en el periodo siguiente.
Es importante que los oftalmólogos/as pregunten sobre los hábitos alimentarios a los pacientes, especialmente si estos sufren diabetes.
El hecho de que durante las etapas iniciales la enfermedad no provoque síntomas hace que a menudo el paciente no sea consciente de que la sufre hasta que ya se encuentra en etapas avanzadas. Por eso es tan importante que las personas con estas condiciones se sometan a exámenes oculares de forma más frecuente.
El estudio también destaca la importancia de las visitas oftalmológicas regulares para pacientes con diabetes y con trastornos alimentarios.
La retinopatía diabética se puede descubrir en un control oftalmológico especializado, antes incluso de que el paciente note algún problema de visión.
En etapas posteriores de la enfermedad, los síntomas de la retinopatía diabética pueden incluir:
En cualquier caso, tanto si tiene diabetes como si sufre algún trastorno alimentario, es necesario que se haga exámenes de los ojos con frecuencia. Durante los controles, es importante especificar al oftalmólogo/a las condiciones mencionadas que sufra; podría ayudarle a salvar su visión.
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