Aunque, en el pasado, se ha utilizado el término migraña oftálmica o migraña ocular para describir una migraña con síntomas visuales, esta terminología es confusa y no aparece en las guías clínicas actuales, por lo que es recomendable evitarla.
Aún así, es una afección que puede llegar a ser molesta para quien la padece.
La migraña es un tipo de jaqueca o cefalea aguda y recurrente que, aunque benigna, puede afectar significativamente la calidad de vida de quien la padece.
Anteriormente, se pensaba que se producía por un cambio del flujo sanguíneo de la cabeza, pero hoy en día se considera que se debe a una hiperexcitabilidad de las neuronas (células sanguíneas) que forman parte de la corteza cerebral.
Al tener lugar en la corteza visual, puede provocar cambios en nuestra visión.
Además de dolor y síntomas visuales, la migraña puede causar debilidad, náuseas, dolores punzantes y sensibilidad a la luz y al sonido.
En la migraña con aura, suele aparecer un trastorno visual transitorio en la misma zona del campo visual de ambos ojos, que típicamente dura entre 20 y 30 minutos y suele seguirse de dolor de cabeza, aunque puede darse únicamente la alteración visual (a estos casos, que no se siguen de cefalea, se les ha llamado migraña acefálgica).
Muchos pacientes tienen la impresión de que la alteración visual ha ocurrido en un solo ojo: en la mayoría de estas ocasiones, la alteración ha sido, en realidad, en la misma zona del campo visual de ambos ojos pero, si el paciente no ha cerrado uno y otro ojo durante el episodio, puede darle la impresión de que sólo le pasaba con un ojo (el del lado del campo visual afectado).
En raras ocasiones, la alteración visual sí ha ocurrido sólo en uno de los ojos: entonces se habla de migraña retiniana.
Las migrañas con síntomas visuales pueden afectar no solo al sistema visual, sino que pueden afectar al oído y al olfato, y provocar una debilidad generalizada del cuerpo.
Las personas que padecen esta afección suelen tener los síntomas siguientes:
Ciertos estudios apuntan a que las migrañas tienen una base genética y que la mayoría de personas que las sufren tienen antecedentes familiares que padecen de cefalea aguda.
En el caso de la migraña que afecta la visión, se desconocen las causas exactas, pero se cree que factores neurológicos como los cambios hormonales, el estrés, la toma de ciertos medicamentos o trastornos del sueño, podrían favorecer la aparición de esta afección.
La migraña es un trastorno benigno y transitorio que produce molestias temporales que no dejan secuelas. De por sí, no es una afección peligrosa.
No obstante, si es frecuente puede resultar molesta para quien la sufre. Además, es importante, en este caso, que se acuda al especialista para descartar que esta migraña no sea un efecto secundario de otra patología.
En principio, la duración de la alteración visual en una crisis de migraña ocular suele durar unos 30 minutos y desparece sola y, por lo tanto, no requiere de tratamiento.
Durante este periodo de tiempo, es importante no realizar tareas que puedan resultar peligrosas (p. ej. pararse, si se está conduciendo) hasta que la visión normal se recupere.
Si la alteración visual se sigue de dolor que dificulta que podamos realizar tareas cotidianas y merma nuestra calidad de vida, se puede recurrir a la toma de fármacos como son:
Cuando la frecuencia es alta, el especialista le puede prescribir otro tipo de tratamientos como son las inyecciones de neuromoduladores o fármacos anticonvulsivos.
En cualquier caso, debe de ser el especialista quien establezca el tratamiento más adecuado en cada caso.
La migraña suele asociarse a factores como el estrés, mala alimentación o la falta de sueño.
Es importante seguir algunos consejos de prevención para evitar que la migraña aparezca o sea menos dolorosa:
Se recomienda, en cualquier caso, que acuda a un oftalmólogo para que le examine y descarte otras posibles patologías asociadas.
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