En estos calurosos días de verano todos buscamos un sitio en el que refrescarnos y pasar un rato divertido con la familia y los amigos. Muchos optan por la playa, sin embargo otros prefieren ir a la piscina, ya sea por cercanía o porque les gusta nadar en aguas más tranquilas.
Si te gusta ir a la piscina y practicar la natación debes tener en cuenta que aunque este es un deporte muy recomendado por su bajo impacto en las articulaciones, podría no ser tan beneficioso para otras partes del cuerpo, como son los ojos.
¿Sabes cómo afecta la exposición reiterada de nuestros ojos al cloro?
La película lagrimal está compuesta por 3 capas: una mucosa, que permite la adherencia al ojo; una acuosa, que hidrata, y una grasa, que es la mas externa y que evita la evaporación. La película lagrimal protege a nuestros ojos, además de mantenerlos hidratados. Cuenta además con agentes antimicrobianos, que permiten proteger la córnea y la conjuntiva de agentes externos que podrían lastimar el ojo.
La exposición reiterada de la película lagrimal al cloro y a otros productos químicos usados en piscinas podría debilitar esta membrana y causar un enrojecimiento de los ojos. Así, las personas que acuden regularmente a la piscina podrían verse afectadas por trastornos oculares, como es el ojo seco o la visión borrosa.
Al contrario de lo que se podría pensar, una piscina con un fuerte olor a cloro no es una piscina que tenga un mantenimiento adecuado. Un fuerte olor a cloro podría ser sinónimo de presencia de suciedad y cloraminas.
La presencia de agentes contaminantes podría no solo provocar irritación en nuestros ojos, sino que podría causar una conjuntivitis bacteriana o vírica, lo que podría derivar entonces en ojo rojo con secreción.
Ante la presencia de síntomas como ojo rojo, picor, escozor, lagrimeo y fotosensibilidad, es recomendable acudir al oftalmólogo para que realice una exploración y establezca el tratamiento más adecuado.
Se recomienda evitar el uso de lentillas cuando se va a la piscina, ya que en esa situación los ojos están más expuestos a la contaminación microbiana, ya sean bacterias o amebas. Una infección provocada por estas ultimas puede ser muy grave y derivar en una pérdida visual importante. Por lo tanto, existe un mayor riesgo de infección ocular y de contraer una afección corneal.
Si aún así se opta por usar lentillas en la piscina, es muy importante realizar una buena higiene de las mismas después del baño. Lo más recomendable sería, de todos modos, el uso de lentillas diarias desechables.
Te dejamos unos consejos para mantener una buena salud ocular:
Ante cualquier señal de alerta (ojo rojo, picor, sensibilidad a la luz, etc.), es importante acudir de inmediato a un oftalmólogo para que realice un examen.
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