El Dr. Ruiz en la consulta con un paciente

Con la llegada del verano, los ojos están expuestos a una serie de riesgos que conviene prevenir para evitar lesiones graves. Agentes como el cloro de la piscina, la sal marina, la arena, los fuertes vientos o el sol son causas que amenazan el estado de nuestros ojos. Estos agentes pueden alterar la salud de la conjuntiva (provocando conjuntivitis), de la cornea (provocando queratitis), del cristalino (alterando su transparencia y derivando en cataratas) y de la retina (las quemaduras pueden ser irreversibles y dañar la visión). El Dr. Arturo Ruiz, jefe del Departamento de Córnea de ICR, nos cuenta qué podemos hacer para cuidarlos durante esta época del año.

¿Cómo proteger los ojos del sol?

Es importante que, durante todo el año, pero sobre todo durante el verano, protejamos los ojos de los rayos solares con gorras y gafas de sol con vidrios homologados contra los rayos ultravioletas. No todas las gafas están debidamente homologadas ni tienen protección ultraviolada. Por este motivo, destaca una serie de consejos para tener en cuenta a la hora de adquirir unas gafas de sol e insiste en que, ante cualquier duda, hay que consultar un oftalmólogo u oftalmóloga para que nos aconseje la mejor opción:

  1. Lo más importante es que estén homologadas con el distintivo de la CE. Además, deben llevar la identificación de la ISO EN 1836:1997 y deben protegernos al 100 % de la radiación ultravioleta (distintivo UV).
  2. Hay que adquirir las gafas en establecimientos especializados y tener cuidado sobre todo con las gafas que no son de óptica, porque pueden ser falsificaciones a las que se les ha añadido un distintivo falso. Incluso, utilizar unas gafas de sol sin el filtro UV es más perjudicial que no usar ningunas, ya que al ser oscuras evitan la contracción de la pupila, lo que permite una mayor penetración de los rayos UV, favoreciendo un mayor daño potencial.
  3. Las gafas siempre deben elegirse pensando en la actividad que llevaremos a cabo al utilizarlas. Si elegimos, por ejemplo, unas gafas demasiado oscuras, puede que no podamos utilizarlas para conducir.
  4. Hay que tener en cuenta el nivel de protección, que va del 0 al 4. Las gafas de protección 4 bloquean un porcentaje de luz más elevado. Este hecho no debe confundirse con el filtro de rayos ultravioleta, que debe ser siempre del 100 %.
  5. Hay que tener especial cuidado al adquirir gafas de sol para niños y niñas ya que, debido a su edad, sus ojos son más permeables frente a la luz. Un porcentaje mucho más elevado de rayos UVA y UVB penetra en los ojos de los más pequeños, en comparación con el que reciben los ojos de una persona adulta. Hay gafas con filtros de calidad de todas las morfologías y a precios asequibles que pueden proteger adecuadamente los ojos de los niños y niñas.
  6. En el caso de llevar gafas graduadas, es recomendable comentar primero la graduación con el óptico y escoger las lentes antes de escoger una montura. Cuando buscamos gafas de sol, siempre queremos que nos queden bien en la cara, que estén a la moda, etc., pero no todas las lentes graduadas son aptas para todas las monturas. Normalmente estas no pueden ser muy curvadas.

¿Cómo proteger los ojos del cloro?

La exposición reiterada de la película lagrimal al cloro y a otros productos químicos usados en las piscinas podría debilitarla. Esto dejaría el ojo más desprotejido y le causaría un enrojecimiento debido a una irritacion de la córnea y la conjuntiva, así como otros trastornos oculares, como ojo seco o visión borrosa. Por ello, destaca que es importante seguir una serie de consejos a la hora de ir a la piscina:

  • Hay que usar gafas de natación. Las gafas evitan que nuestros ojos entren en contacto con el agua de la piscina, que contiene cloro y otras sustancias que podrían ser perjudiciales. Deben usarse el máximo de tiempo posible durante el baño.
  • No se deben abrir los ojos bajo el agua. En caso de no tener gafas, no se recomienda abrir los ojos durante mucho rato bajo el agua, ya que el contacto directo con el cloro podría, además de irritar el ojo, acarrear infecciones oculares.
  • Hay que lavarse los ojos después de bañarse. Es recomendable lavarse la cara y los ojos con agua dulce tras salir de la piscina, para eliminar las sustancias químicas en la zona posterior del ojo (párpado y pestañas).
  • Es recomendable usar gotas oftálmicas. Estas gotas pueden usarse para lubricar los ojos y así mantener la superficie ocular hidratada.
  • No compartir toalla. Para evitar infecciones, es mejor no compartir la toalla con otras personas.
  • Tras una cirugía ocular hay que consultar al especialista antes de ir a a la piscina.
  • Es importante mantenerse hidratado. Se recomienda beber agua para asegurar una buena hidratación de los ojos.

Ante la presencia de síntomas como ojo rojo, picor, escozor, lagrimeo y fotosensibilidad, es recomendable acudir al oftalmólogo para que realice una exploración y establezca el tratamiento más adecuado.

¿Qué hay que tener en cuenta si se usan lentillas?

En caso de usar lentes de contacto, es muy importante evitar usarlas dentro del agua, ya sea en el mar o en la piscina, ya que en esa situación los ojos están más expuestos a la contaminación microbiana, tanto de bacterias y virus como de amebas. Una infección provocada por amebas puede ser muy grave y puede provocar ulceraciones de difícil resolución, derivar en una pérdida visual importante e incluso requerir un trasplante de córnea”.

El doctor destaca también que una de las causas más importantes de infección o úlcera corneal es el uso descuidado de las lentillas y recuerda que estas no dejan de ser un cuerpo extraño, que hay que controlar y cuidar para evitar que las sustancias y los gérmenes con los que entran en contacto puedan producir una infección.

Además, no hay que olvidarse que el calor, las sustancias químicas que contiene el agua de la piscina y la sal del mar suelen provocar durante esta época del año conjuntivitis y queratitis irritativas, que después pueden derivar en víricas o bacterianas al entrar en contacto con aguas de mar o piscinas donde puede haber estos agentes patógenos. Estas pueden manifestarse con síntomas como enrojecimiento en los ojos, escozor, ardor, sensación de cuerpo extraño, hipersensibilidad a la luz o lagrimeo. Por ello, ante cualquier síntoma que nos preocupe debemos consultar con nuestro especialista de referencia o acudir a urgencias oftalmológicas, ya que el diagnóstico precoz de una posible infección corneal puede ser primordial para evitar pérdidas de visión permanentes.

Contenido médico revisado por - Última revisión 29/07/2022

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